Así de encantado con su nueva entrega está Rayden (David Martínez, Alcalá de Henares, 1985), quien además afirma que escuchando sus discos "por orden cronológico se aprecia una progresión coherente, que terminaba en el anterior con 'Finisterre', el tema con Leiva".
"Se veía ahí ya una inquietud por el rock, el blues y otras sonoridades", prosigue, antes de sentenciar que en este disco ha querido "construir sobre eso" porque sus "inquietudes musicales han crecido y han aumentado".
Y aún agrega a este respecto: "Ya me gustaba muchísimo lo que hacían The White Stripes y luego Jack White en solitario, también The Black Keys, he vuelto a enamorarme de Oasis o de Elvis Costello con The Roots. He visto otra grieta en la roca. Yo me encuentro cómodo así".
"En el rap somos esclavos de la dinámica a la hora de ejecutar en directo", agrega, para luego señalar que tras colarse en festivales de diferentes estilos pudo ver a otros artistas y aprender de lo que veía interesante.
Esto le lleva a plantear que se dio cuenta de que lo suyo era "la pista de producción que soltaba el dj y un guitarrista". "Pero para este disco, igual que para la gira de presentación, aparte de la parte más ortodoxa del rap que es voz y dj, llevo toda una banda", avanza.
'Antónimo' cuenta con producción de Ale Acosta de Fuel Fandango, a quien Rayden define como "un capo de la música". "Lo bonito es jugar a hacer música y en eso él tiene las ideas muy claras", añade, al tiempo que explica que se decidió por él para no sonar como todos los demás de la escena rap.
Ese deseo de encontrar nuevas sonoridades va unido al primer single de adelanto que pudimos escuchar, 'No hago rap', una "declaración de intenciones que inicialmente se titulaba 'Cliché' porque habla de eso, de los clichés, del talibanismo interno que hay dentro del rap".
"Por eso pensé en un título que solo con leerlo generara un prejuicio para un tema que habla de prejuicios. Coincide además con mi paso a Warner Music, que ya me iban a llamar vendido sin escucharlo. No es el mejor tema del disco pero sí el más válido para poner en situación", apunta.
Así, plantea que "muchas veces la gente pone en duda" si él hace rap o no, algo que a él no le importa porque la "etiqueta" le "da igual". "Por mi como si lo llaman hip-rock o como quieran", indica, para destacar que gracias a que él cada vez llega a más gente, tiende un "puente para que también se escuchen cosas más duras y ortodoxas".
Y confiesa en este punto: "Antes igual leía 2.000 críticas buenas y la mala me rebotaba en la cabeza perpetuamente como un salvapantallas de Windows. Pero ahora ya digo vale, está bien. La gente parece que necesita tener opinión sobre todo, en España no se permite no tener opinión sobre algo. Pero yo solo puedo pedir que escuchen el disco".
Esto le lleva a reflexionar sobre la escena hip hop, asegurando que "toda música minoritaria, dicho esto con todas las comillas posibles, parece que tiene que hacerse un hueco constantemente". "Pero a ver qué tipo de hueco", alerta.
"Cada uno tiene su concepto de un estilo musical y cuando se genera esa segmentación, ese sectarismo, se deforma todo a monstruosidades. Deberíamos sentir orgullo de todo lo que sale y de lo que se hace conocido, siempre y cuando sea auténtico y no sea música vacía solo con la finalidad de vender", afirma.
Eso sí, a pesar del evidente poderío del rap, Rayden señala que no cree que "haga falta" que rompa masivamente, al tiempo que asegura que, en cualquier caso, eso no va a suceder: "Me llevo genial con la escena del rap y también con muchos de otros estilos. Si no queréis salir de la caverna de Platón, guay, loable, totalmente respetable, pero yo tengo otras inquietudes".
Continúa lanzando ideas para sentenciar con el que es el núcleo central de Antónimo, esto es, acabar con etiquetas y los dichosos clichés: "Si tienes prejuicios te pierdes muchísimas cosas. Son tiros en el pie que se están dando porque a lo mejor son cosas que, si lo recibes desde un punto de vista asertivo, puedes usarlo como herramienta para llevarlo a tu campo y ayudar a que el rap crezca".
Y añade: "Estoy consiguiendo eso, gente que me dice que no le gusta el rap pero sí les llega lo que yo hago, y eso me lo tomo como un piropo. Y cuando me llega el más talibán cerrado y me dice que no hago rap, también me lo tomo como un piropo. Son puntos de vista, pero esto es como un panadero que solo pudiera hacer un único tipo de pan".
Otra diferencia respecto a otros grandes nombres del rap patrio está en el apartado de las colaboraciones, ya abierto con 'En alma y hueso' (2014) con Leiva, Rozalén, Marwan o Mäbu. Porque en lugar de con otros raperos, Rayden busca nuevas alternativas. Y así, en esta ocasión repite Mäbu al tiempo que se suman Leonor Watling (Marlango) y Carmen Boza.
"Una colaboración es como darte una comilona en algún restaurante con estrellas Michelín. También para llevar a la canción a un punto donde no puedes llegar por ti solo. Para colaborar con un rapero, rapeo yo el doble", remarca, al tiempo que desvela que se "quedó en el tintero una colaboración con Chino de Supersubmarina", ahora recuperándose del accidente de tráfico sufrido el pasado agosto.
Pero sorpresas no faltan, pues "hay una colaboración con Sidecars que se ha quedado como extra para la versión de iTunes". Pero para el disco físico "son tres mujeres porque ellas llegaban a un punto al que yo no podía", explica, y aprovecha para resaltar que Mäbu tiene "la voz más dulce y magnética".
"Carmen Boza es que me parece que va a ser una de las grandes voces de este país, porque además es impresionante como toca la guitarra. Y soy muy seguidor de Marlango y de la vertiente actoral de Leonor Watling. Necesitaba una voz sensual pero con carácter y cuando se lo propuse me dijo que le encantaba mi música y que se apuntaba", concluye.
Todas las fechas de la gira de Rayden, tanto en festivales como en salas de todo el país, están en www.raydenoficial.com.
ENTREVISTA PUBLICADA ORIGINALMENTE POR David Gallardo EN EUROPA PRESS.