Armadura que no amargura
Siempre, aclaro, casi siempre desde hoy trato de escribir al final del día, sin embargo llegue a la hora, las dos primeras líneas pertenecían a un tiempo que se me fue y ahora en presente retrato de proseguir para ya dormir y cumplir.
Crónicas de las quejas antes de dormir, motivos vacilantes y mucho que sentir, por supuesto, todo esto, antes de dormir. Tantísimo que se me ocurre a lo largo del día y al final como ya quiero dormir, no escribo demasiado de esos temas que me aturden durante el día.
¿No les ha pasado?
Que a veces, tus propios pensamientos siguen una línea de razonamientos solos y de repente se pregunta uno mismo, el porque piensa tal o cual cosa. Y otras definitivamente se dice uno mismo: ¡Por favor!¡Ya basta! ocupo demasiado tiempo pensando en esa situación o razonamiento. Me recordó el tiempo de cuando resolvía problemas de física mientras hacía otra actividad, como si dejase un programa corriendo en la cabeza buscando la solución y de repente. ¡Voila!
Ahí estaba la solución, en este caso, estuve entretenida por largo tiempo mientras cocinaba, lavaba los trastes y buscaba los nuevos vasos en la alacena de trastes, con una cuestión que hasta ahora un misterio y por demás irresolubles. Me atrevo a decir que incluso, permanecerá como tal, toda la historia de la humanidad, casi al final de los días de la tierra, cuando suceda el apocalipsis. Y eso será que alguien nos lo aclare de una vez por todas casi de manera mental, porque imagino que no será posible de otra forma.
Anillos por presumir
De todas formas, ya lo he dicho son cuestiones que yo misma , me dije... ¡Hey!, ¡ya estuvo!, no quiero preocuparme de esto o de aquello. Pero también asumo que es la propia preocupación que evade y mantiene ocupada la mente antes de recaer en otra falsía actitud de miedo ante los acontecimientos presentes.
Y he terminado por escuchar a Sabina para que sobren los motivos de los razonamientos solos, que a veces no debían ni escribirse, ni decirse y mucho menos cantarse, pero como los tales... a veces llegan a una solución. Aunque ese adiós, sea un hasta luego... sí mis queridos razonamientos solos...por hoy me sobran los motivos. Porque he de dormir, descansar y confiar en llegar a la solución.