¿Por qué te casas después de tantos años?
Me he casado por amor. Por amor a Hugo, por amor a mis hijos. Porque llega una edad en la que te das cuenta, de repente, de que hay que celebrarlo todo. Y teníamos ganas de celebrar la vida, de celebrar el tiempo juntos, de celebrar la bendición de tener los hijos que tenemos, de celebrar la salud, la amistad. De abrazar a la gente querida y reunir a todos en un sitio maravilloso para contarles todo esto.
Porque nunca se sabe si hoy va a ser el último día que podamos hacerlo. Bromeábamos con ello. "Nos casaremos algún día, el día de San Blando". "Ya estamos caZados". No nos preocupaba nada. Yo solía decir "que lo que une el banco no lo separa ni dios". Y la vida va pasando. Un jornada, y otra.
De repente, tus amigos o los amigos de tus amigos, se mueren. Gente con la que ibas al colegio. A la muerte no le importa si tienes 39 años y tus hijitos son pequeños. No discrimina. No se solidariza. No perdona. Y te das cuenta de que el hecho de que no seas tú, es una simple cuestión de estadística.
Te das cuenta de que a la ley, a ese conjunto de normas antojadizas que reglan el amor, no le importa si os queríais mucho. Ni si te llevaba el café por la mañana. Y que no se puede tapar el sol con un dedo. Que los que quedan , si no estás, te echarán mucho de menos; pero si encima les dejas desprotegidos, el sufrimiento es mayor.
Y entonces hay que hablar de papeles, de firmas, de que pasaría si... cómo quisieras que...
Te vuelves consciente de lo afortunado que eres. De lo que otros no tienen. De lo mayores que están los chicos...
Nos hemos casado porque amamos la vida. Porque disfrutamos mucho con las pequeñas cosas que te regala, como dormir juntitos, comer lo que nos gusta, poner el árbol en Navidad. Y porque de un día al otro, te das cuenta de que todo eso es efímero. No dura nada.
Mi hijos sienten que nos hemos casado todos. Nuestra boda. Y lo tienen clarísimo: nos hemos casado por amor.