Razones para leer y escuchar música

Nos quedan por delante, aun, diez días de campaña electoral. Por calles, barrios, pueblos,  comunidades, emisoras de radio y de televisión, nos gritarán, ya en mítines, ya en coches con altavoces incorporados, ya en anuncios institucionales o ya en anuncios de pago, a quien debemos votar.

Si ponemos un poco, sólo un poco, de atención, nos enteraremos de lo mal que lo están haciendo los que están, o de lo mal que lo van a hacer los que no están si llegan a estar. Si ponemos algo más de atención, sólo algo más, nos enteraremos de lo bien que lo están haciendo los que están y de lo bien que lo harían los que no están si, a partir del día veintidós, llegan a estar.

Incluso sin necesidad de prestar demasiada atención, nos enteraremos de que los que están gobernando, un municipio o una comunidad autónoma, con la ayuda de los que nos están dando el mitin, son un auténtico desastre, obviando, como si no existiera, esa ayuda. Y obviando, además, que a partir del día veintitrés, dependiendo de los resultados, seguirán prestando la misma ayuda o, con un poco de suerte, recibiéndola, eso sí, siempre por el bien de los ciudadanos.

Una vez más, los políticos nos ponen en el buen camino. Una vez más, hay buenas razones para olvidarse de la televisión y coger un buen libro. O para sintonizar en la radio cualquier emisora musical.

¿Qué sería de la cultura sin las campañas electorales?