Por todos es sabido que las Islas Canarias tienen algo que atrae a los turistas allá de donde vengan. Obviamente, algo muy a su favor es el poder contar con temperaturas de ensueño a lo largo de todo el año, así cualquiera puede adaptarse a ellos y coger las vacaciones cuando más convenga.
En el caso de Fuerteventura se va un paso más allá porque s e considera la isla más tranquila y es donde hay que ir para conseguir desconectar del todo y recuperarse de cara a una vuelta que siempre se hace más pesada. Algo muy bueno de esta isla es que los hoteles en Fuerteventura están pensados para todos los públicos, por esto no importará si se viaja solo, en pareja o en familia, siempre se puede encontrar la opción más adecuada. Pero, ¿por qué ir a Fuerteventura? He aquí las razones clave para ello.
- Sus playas. Sí, en esto todas las Islas Canarias tienen mucho que decir, pero Fuerteventura es muy especial. En ella se pueden encontrar playas que parecen paradisíacas, de arena fina, agua cristalina del mismísimo Océano Atlántico y una calma absoluta. Uno de los lugares que no hay que perderse es la Playa de Sotavento, para muchos la mejor que tiene la isla.
- Deportes al aire libre. Si se es de las personas a las que no les gusta parar quieto ni en vacaciones, Fuerteventura es el destino idóneo. Además de que la temperatura acompaña para lo que se quiera hacer al aire libre, no hay que perder de vista que los vientos suelen ser favorables y esto da pie a practicar deportes náuticos como kitesurf, windsurf o vela. Por supuesto, los que prefieran el senderismo tienen una buena zona de naturaleza por donde poder explorar, tanto a pie como por rutas en bicicleta.
- Excursión a la montaña de Tindaya. En este punto se podría hablar de una mezcla del anterior, donde gozarán aquellos a los que les guste ir por su cuenta e ir descubriendo lugares y de historia. En este lugar se han hallado grabados rupestres de aquellos aborígenes que habitaron en la isla. Merece tanto la pena que la montaña ha sido declarada como Bien de Interés Cultural y, por supuesto, está reconocida como Punto de Interés Geológico y Monumento Natural.
- Paseo en camello. Quienes alguna vez se hayan imaginado subidos a este animal, han de saber que no hay que viajar tan lejos como se podían pensar para hacerlo. En Fuerteventura este tipo de oferta es común y es más que recomendable si se quiere dar un paseo y disfrutar de sus maravillosas dunas.
- Ir hasta la Isla de Lobos. Fuerteventura, de por sí, ofrece una calma única y en esta isla se puede apreciar más aún. Tan sólo cuenta con 4,58 kilómetros cuadrados y se llega a ella en Ferry. Aquí la vida se vive de otra manera. Lejos quedan los ruidos y el asfalto. Aquí sólo hay opción de entrar en contacto directo con la naturaleza y reencontrarse a uno mismo. Allí esperan más de 100 especies vegetales y unas cuantas aves. Por si fuera poco, en la misma isla se puede degustar una excelente paella.
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