No quiero ser pesada con el deporte y todo lo que te puede ayudar psicológicamente pero después de la entrada anterior, seguí pensando en todas las razones por las que me gusta correr y hacer deporte en general y, básicamente, puede que sean porque muchas veces me siento triste y salir a hacer ejercicio me alegra el día. Como el otro post era casi todo informativo hoy quería expresar mi experiencia y lo que siento yo emocionalmente con el deporte.
Llevo practicándolo desde los 5 años, empecé con natación, a los 8 seguí con baloncesto (hasta los 18) y durante los dos últimos años que jugué al basket lo estuve compaginando con voleybol. Al empezar la carrera tuve que dejar los dos deportes porque los entrenamientos me coincidían con las clases y es cierto que empecé a sentirme muy triste. Sabía que me faltaba algo... porque ir a entrenar suponía un soplo de aire fresco, una desconexión total de problemas, preocupaciones, estrés... Así que al poco tiempo volví a la natación y desde hace ya más de dos años comencé con el running. Por eso, quizá mi razón principal por la que me gusta tanto el deporte es simplemente porque me siento mejor conmigo misma, no estoy triste, me pongo metas y objetivos y eso creo que es un afán por superarme día a día.
Salir a correr a veces me cuesta bastante sobre todo en invierno, pero, ¿a quién no le pasa? al final sabes que hacerlo que merece la pena, si te quedas en casa acabarás arrepintiéndote. Una vez que me pongo empiezo a sentirme bien, si veo que puedo intento correr más que el día anterior, voy pensando en mis cosas, soluciono mis problemas internos, me organizo, pienso en positivo y cuando acabo la sensación de bienestar es insuperable. Todo esto cuando voy sola, que es el 80% de las veces, si voy acompañada salgo más animada pero también corro más despacio y me canso más debido a que voy hablando todo el rato.
Con la natación me pasa lo mismo, dicen que es un deporte más aburrido, aquí no puedes hablar con nadie, pero la sensación de estar completamente sola, sin oir a nadie, flotando... me encanta. Además me canso mucho menos que corriendo y llego a perder la noción del tiempo, a veces no sé cuantos largos he hecho. Es mi momento, desconexión total de todo, y de todos, sin tecnología, sin gente, sin problemas.
También me gusta mucho, muchisimo la bici, puedo ir más lejos, descubrir rutas o simplemente lugares de tu ciudad que sin ella no descubrirías, por eso aflora el mismo sentimiento. Y desde hace poco el descubierto el yoga, del que pronto hablaré. Por cierto, se lo recomiendo a todo el mundo, no me puede gustar más.
En definitiva, el deporte además de ofrecer innumerables beneficios para la salud, lo hace también para la mente: construye tu autoconfianza y autoestima ya que te permite comprobar día a día como vas superando obstáculos y retos, mejorando marcas, derribando barreras. Puede que el gran beneficio sea la descarga de energía y la eliminación de presiones y tensiones acumuladas. La generación de endorfinas (la hormona de la felicidad) contribuye a que veas la vida desde otra perspectiva, una más positiva. Acumulas más energía para enfrentarte a la vida, una actitud mucho más alegre y optimista donde los retos comienzan a ser superables. Hacer ejercicio y llegar cerca del umbral de la fatiga ayuda a fortalecer la mente, potenciar la determinación y mejorar la disciplina. Cuando el cuerpo siente fatiga y pide descanso, pero le mantienes en carrera hasta acabar el entrenamiento, no solo mejoras físicamente si no que valoras cómo la constancia, disciplina y esfuerzo adquieren un significado y empiezan a formar parte de tu vida.
Y tú, ¿Cuáles son tus razones por las que haces deporte? ¿Por qué empezaste a correr?