Revista Opinión

Razones por las que los teléfonos inteligentes pueden no ser inteligentes para los niños

Publicado el 24 julio 2018 por Carlosgu82

Los niños pequeños y pequeños le ruegan a sus padres por el último y mejor teléfono inteligente y no sorprende que el iPhone sea el más popular. Pero el hecho de que los teléfonos puedan ser inteligentes y capaces de hacer una multitud de funciones no significa que sean la opción más inteligente para darles a sus hijos.

Para muchos adultos, estos teléfonos inteligentes se han convertido en su oficina lejos de la oficina. Sin embargo, aparte de los pocos jóvenes empresarios que pueden confiar en sus teléfonos inteligentes igual que lo haría un adulto, la mayoría de los niños realmente no necesitan ni usan todo lo que un teléfono inteligente puede hacer.

Los teléfonos inteligentes pueden no ser tan inteligentes para los niños porque …

Ellos son una gran distracción. Ya es suficientemente difícil para los niños mantenerse enfocados hoy. Tener un dispositivo que los tienta con todo a su alcance solo hace que permanecer concentrado sea más difícil.

Inhiben la comunicación verbal. Los niños pueden sentirse más conectados con sus amigos, pero dado que los mensajes de texto se han convertido en el método preferido de comunicación, en realidad son mucho peores en la comunicación verbal en comparación con los niños de generaciones anteriores. Poder tener una conversación telefónica verbal es una habilidad básica importante en la vida.

Contribuyen a las malas habilidades de escritura. La idea de enviar mensajes de texto es hacer que el mensaje sea lo más corto posible, usar abreviaturas, emoticones y varios símbolos. Atrás quedaron los días en que los niños podían escribir en oraciones completas, deletrear correctamente y usar la gramática adecuada.

Ellos son adictivos. Mire cuántos niños insisten en tener su teléfono en todo momento. O cuántos tienen el teléfono en su mesita de noche porque no pueden soportar perder un mensaje de la noche a la tarde aunque solo pueda decir “hey”. Para muchos niños, el teléfono inteligente se ha convertido en un chupete electrónico.

Ellos son un juguete caro. Como la mayoría de los niños no usan un teléfono para hablar, lo que queda es un dispositivo para jugar juegos, usar aplicaciones divertidas, tomar fotos y videos y enviar mensajes de texto. Mientras algunos padres actualizan su propio teléfono y les dan a los niños sus productos personales, los hechos siguen siendo los mismos. Ese juguete que cuesta varios cientos de dólares aún requiere un cargo mensual de datos y de todos modos estará obsoleto en un par de años.

Crean pereza Con todo al alcance de la mano y niños que ya esperan ser alimentados con cuchara, los teléfonos inteligentes no les dan ninguna razón para expandir sus conocimientos o habilidades. Piensa en un diccionario o enciclopedia. Una vez que los niños aprueban la escuela primaria, rara vez se les exige que recojan uno de esos libros porque todo está en línea. Ahora piense en cuántos niños ni siquiera saben cómo usar un diccionario porque todo lo que tienen que hacer es comenzar a escribir una palabra y muchos programas completan lo que “piensan” que la persona está tratando de escribir. Los teléfonos inteligentes requieren menos y menos esfuerzo humano.

Reducen la interacción social cara a cara. ¿Recuerdas lo divertido que era jugar juegos de mesa como Scrabble o Pictionary con tus amigos o familiares cuando eras más joven? Hoy los niños se pierden la conexión humana porque el tiempo de juego se realiza de forma remota a través de Internet. La mayoría de estas razones se aplican a la edad de la escuela primaria y a los niños mayores. Sin embargo, algunos padres usan teléfonos inteligentes como niñeras para sus hijos de tan solo dos o tres años. No toma demasiado esfuerzo poner un teléfono en las manos de un niño pequeño, iniciar un video y dedicarse a su negocio. Si bien puede ser una forma rápida de mantener a un niño tranquilo u ocupado durante un tiempo, probablemente no sea la opción más inteligente para ser padre hoy en día.

Cualquier dispositivo electrónico debe ser una mejora, no una muleta. Si una persona siente que no puede vivir sin su teléfono inteligente, tal vez sea hora de volver a lo básico y aprender a funcionar sin él por un tiempo. Esa puede ser la decisión verdaderamente inteligente.

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