Cada una de las historias de Razzia es interesante, todos ellos personajes un tanto al margen, desde el maestro vocacional que intenta enseñar en el dialecto local, hasta el empresario judío que siente la soledad de pertenecer a una minoría despreciada. La ambición de la película es construir un todo coherente a partir de esas historias, y dar una visión caleidócópica de un Marruecos atormentado y en rebelión. A pesar de la belleza de las imágenes y del evidente talento del director y los actores, este todo no termina de cuajar y queda un tanto mal hilvanado por un tono general de insatisfacción y tristeza. Con todo, merece la pena verla, tanto por la intensidad con la que se cuentan los distintos relatos como para acercarnos a vertientes menos conocidas de este país vecino, pero en cierto modo tan lejano.
Puntuación @cineEnCines: 7/10