“Si consientes que te mientan, si mientes, si te mientes a ti misma, si permaneces al lado de aquellas personas que te engañan, poco a poco, pierdes la dignidad. Ejerce la libertad conscientemente. Aléjate de las personas que te mienten. No escuches a los mentirosos: el amigo, la pareja o el político. Cambia. Respétate a ti misma a través de la honestidad. Re-dignifica-te”
REBOTANDO EN MI CABEZA
La dignidad, la dignidad, la dignidad…
Cuando estás embarazada vas por la calle tranquilamente paseando solo ves embarazadas. Embarazadas por todas partes. Cuando te separas de tu pareja, como lo hice yo, no paras de encontrarte con personas separadas.
Todos percibimos el mundo de manera selectiva. Es decir, no vemos la realidad, sino que percibimos la realidad de manera selectiva. Si nuestra mente solo quiere ver la crisis, vemos crisis. Si queremos ver lo mal que va la vida, lo vemos, vemos lo mal que le va la vida a mucha gente.
Pues de ese modo la palabra dignidad ha estado rondando en mi cabeza toda la semana. Desde las noticias, los carteles de dignidad en la sanidad en la crisis del ébola, mi psicoterapeuta, la charla a la que fuí ayer sobre la “La consciencia de la inconsciencia” de Antonio Ruiz. La palabra dignidad junto a la palabra honestidad se iban instalando en mi cabeza esta semana. Poco a poco.
De ese modo me di cuenta que estaba en un proceso de re-dignificación, permitiéndome a mi misma verme como una persona con dignidad.
QUÉ ES LA DIGNIDAD
Definir la dignidad como concepto ha pasado por mentes brillantes como la de Platón o el filósofo alemán Kant. La dignidad es ineherente al ser humano, como ser libre y racional.
Dignidad es valor. El valor absoluto que tenemos al nacer. Y como tal somos dignos de respeto de igual manera que debemos respetar la dignidad de los otros.
Para mi la definición de dignidad pasa por el respeto. Yo soy digna por el hecho de ser persona y en tanto me comporto de manera honesta para con los demás.
Re-definiendo la dignidad con la honestidad de referente
A pesar de todo, cada persona pone sus propios límites a la dignidad. Usa escalas diferentes. Quitar la libertad a otros, es algo que resta dignidad al que lo hace, porque atenta contra la dignidad de la persona contra quien lo ejerces. Quien causa un daño, también está perdiendo su dignidad y atentando contra la dignidad de la otra persona.
En mi caso yo tengo claras referencias a mi dignidad con respecto a la honestidad. Yo no quiero a mi lado a una persona que se comporte de manera poco honesta. Porque cuando ocultas, manipulas u oscureces la realidad, estás haciendo que la realidad de la otra persona cambie. En el momento que realizas ese acto estás restando libertad de elección a la otra persona. Por eso para mi el límite de la dignidad está en la honestidad.
Yo considero que atentan contra mi dignidad cuando no se es honesto conmigo. Desde parejas, amigos o dirigentes políticos. Me están restando libertad de elegir con conocimiento pleno que es lo que quiero hacer. Pero no me in-digna. Indignarse es lo natural, pero realmente pierdes una energía muy valiosa cuando te indignas. En la mayoría de ocasiones es como pegarse cabezazos contra una pared.
La mejor manera de mantener tu dignidad como eje fundamental de tu autoestima es, primero haciendote consciente. Engañar, autoengañarnos. Mentir o mentirnos a nosotras mismas hace que la base de la autoestima se tambalee.
Hay que ser consciente de la realidad. Ese es el paso fundamental para que podamos recuperar nuestro respeto de nosotros mismas. Enfrentarnos a la realidad de las personas que nos rodean y la sociedad de la que formamos parte. Enfrentarnos a nuestro propio reflejo en el espejo.
Cada cual define qué es para ellos respeto. Qué cosas estamos dispuestos o no a asumir como una falta de respeto por parte de los demás o de nosotros mismos. Porque a veces somos nosotras, las que viendo la realidad, no nos respetamos. Y empezamos a poner excusas.
No confundas, como me pasó a mí, entre el límite de tu dignidad y bajar la dignidad para aferrarte a otra cosa. Hay cosas que son una falta de respeto hacia ti. Lo van a ser siempre. Si dejas que pasen van a hacer que los cimientos de tu dignidad se vayan tambaleando. Que generes una especie de fantasía donde todo está bien y todo se puede perdonar. Y poco a poco tu autoestima se irá haciendo pedazos.
Una persona que no es honesta contigo, difícilmente lo será en un futuro. Y el ejercicio de la honestidad es complicadísimo. Lo más complicado es ser honesta con una misma, no lo dudes. Ese es el paso más complicado de todos. Más que serlo con los demás muchas veces.
Yo valoro a las personas honestas, de igual modo que detesto a las personas que no son honestas. Porque si hay algo en el mundo que realmente me causa rechazo es la mentira. Por lo que te contaba antes, porque atenta contra mi libertad. Y la libertad para mí es lo más valioso.
Uno de los ejes de mi autoestima después de mi separación, es haber comprendido en qué manera retomé mi dignidad como persona y puse punto y final. Por amor propio. Porque sí tenía dignidad. Y esa era mi parte de confianza en mi misma, mi dignidad.
Y LO QUE ATRAES
Y no es de extrañar que las personas deshonestas se atraigan. Se hagan amigos. Compartan su vida. Compartan partido político. Compartan destino.
Por tanto, en un acto de amor hacia ti misma: aléjate de las personas que te mientan o intenten manipularte. No te crees una fantasía. No merece la pena. Es tan difícil y tan secillo como hacerte consciente de la realidad y alejarte. En una palabra Re-dignificar-te.
Este artículo Re-definiendo la dignidad con la honestidad de referente lo escribió desde el blog Mamá Convergente la autora Eva González Mariscal