“Ready Player Two” de Ernest Cline: Una continuación de “Ready Player One” llena de altibajos

Ernest Cline ha publicado recientemente Ready Player Two, la secuela de su exitosa novela Ready Player One, siguiendo con su historia llena de referencias a la cultura de los 80 y decenas de guiños destinados a complacer a los lectores más frikis, geeks y enamorados de lo retro. Por supuesto, yo tenía que leer esta nueva obra, ya que la primera parte me encanta, pero ya te adelanto que este libro no me ha parecido ni de lejos tan bueno como su predecesor y tengo sentimientos encontrados con respecto a él. Te lo cuento todo en mi reseña. Ready?

En Ready Player Two volvemos a encontrarnos con Wade Watts, nuestro querido joven Parzival, quien tan sólo unos días después de ganar el desafío de Halliday descubre que el fundador de OASIS había dejado oculta antes de morir una nueva invención tecnológica que puede revolucionar la manera de experimentar el juego e incluso cambiar el mundo. Como heredero, Wade debe tomar la decisión de lanzar o no este nuevo invento a la humanidad, algo complicado debido a las repercusiones morales y éticas que se pueden derivar de su uso, así como se da cuenta de que Halliday programó una nueva misión a modo de pruebas y acertijos como ya ocurriese en  Ready Player One, aunque en esta ocasión consiste en encontrar y juntar los 7 fragmentos del alma de la sirena que están repartidos por los diferentes mundos de OASIS. Por supuesto, Wade (quien está pasando por un mal momento personal) se lanza de cabeza a solucionar el nuevo rompecabezas de su adorado Halliday, pero pronto todo dejará de ser un juego para convertirse en una durísima prueba a vida o muerte en el mundo real.

Cline vuelve a ofrecernos en Ready Player Two una multitud de aventuras, recreaciones de películas ochenteras, partidas en videojuegos antiguos y una banda sonora de fondo llena de nostalgia. La historia va un poco más allá para presentar nuevos inventos tecnológicos e incluso Inteligencia Artificial que suponen la evolución lógica de este mundo futurista en el que la humanidad se refugia en lo virtual para escapar de una realidad cada día más decadente. El problema es que en esta nueva novela el autor parece copiarse a sí mismo, repitiendo demasiado la fórmula de  Ready Player One, pero sin el dinamismo y el gancho de esta primera novela sobre OASIS.  Las misiones de Wade y sus compañeros son en más de una ocasión más bien sosas y a veces hasta aburridas, los diálogos se vuelven vacíos y ñoños, en todo momento parece subyacer la intención de lanzar un mensaje moralizante que me sobra en este tipo de historias, así como el autor mete con calzador el tema de la inclusión, cuando es algo que ya hiciese de una manera muy natural en el anterior libro. Además, los escenarios recreados no me han gustado tanto en esta ocasión (quitando un par de ellos que evocaban  temáticas que me encantan) y el final me ha parecido demasiado traído por los pelos, porque da la sensación de que no ha habido tiempo real para que la tecnología se desarrollara hasta el punto en el que llega en esta historia, haciéndolo muy poco creíble incluso para ser un libro de ficción que hasta el momento intentaba reflejar una evolución perfectamente posible de los recursos tecnológicos.

En definitiva, Ready Player Two es un libro entretenido, pero con muchos altibajos. Algunos capítulos son amenos y esconden sorpresas, mientras que otros son más bien lentos y hasta previsibles y en todo momento se echa en falta la frescura y originalidad de la primera aventura de Parzival, que por algo se convirtió en todo un éxito de ventas. Cline ha demostrado con esta novela que, al igual que pensé con la lectura de su Armada,  puede ser un autor de un solo éxito, aunque espero equivocarme y volver a encontrarme en algún futuro libro con el Cline que nos cautivó a millones de lectores frikis con su Ready Player One. El tiempo lo dirá.