No creo que haya sido una casualidad que, en plena campaña norteamericana y a pocos días de la jornada electoral, hayan programado el estreno de la película “Reagan”, primero Gobernador de California y, después, cuadragésimo Presidente de los Estados Unidos de América (desde 1981 a 1989). Existen numerosos largometrajes estadounidenses, y algunos muy buenos, sobre la Casa Blanca y sus Presidentes. En los últimos años se han estrenado sobresalientes aportaciones a esta singular temática, como “El vicio del poder” (2018), “Los archivos del Pentágono” (2017), “Lincoln” (2012) o “Los idus de marzo” (2011). Entre las más clásicas destacan “Todos los hombres del presidente” (1976), “El candidato” (1972) e, incluso, “Caballero sin espada” (1939). Se trata, pues, de un subgénero muy apto para el entretenimiento y la divulgación, del que el Séptimo Arte ha sabido extraer lo mejor de sí.
Sin embargo, en el caso de “Reagan” no se alcanza dicho nivel. Su toque de parodia no intencionada lastra buena parte de ese halo de seriedad que sepresupone a una biografía de estas características. Hasta determinadas cuestiones técnicas, como la fotografía o el uso de la cámara, resultan bastante discutibles. Da la sensación de que las reglas básicas de la narración cinematográfica hubiesen quedado reducidas a una mera concatenación de momentos de la vida del protagonista rodados con un estilo publicitario, dando lugar a un trabajo más bien decepcionante.
Comprende la trayectoria vital de Ronald Reagan desde su infancia hasta su salto a la política, incluyendo su etapa como actor de Hollywood. Refleja su lucha con los sindicatos y la influencia que sobre él ejercieron sus mujeres hasta su llegada al Despacho Oval a principios de la década de los ochenta,donde se mantuvo durante ocho años (el máximo plazo legal para ocupar el cargo presidencial). Inicialmente, Reagan derrotó a Jimmy Carter, entonces candidato a la reelección y, posteriormente al también demócrata Walter Mondale.
Dirige la cinta Sean McNamara, quien sobre todo ha desarrollado su carrera en televisión, habiendo estrenado en la gran pantalla “Soul Surfer: Alma surfera” y “Bratz: la película”, probablemente sus dos títulos más conocidos. A mi juicio, no era la persona adecuada para afrontar un proyecto de esta envergadura. Ese aspecto televisivo del que le dota, más propio de una serie, no encaja para una propuesta de dos horas y cuarto de duración.
A su favor cabe resaltar el elenco de actores, encabezado por un Dennis Quaid caracterizado para obtener el mayor parecido con el personaje real. Visto recientemente en “La sustancia”, posee una larga y productiva carrera profesional, en la que sobresalen éxitos como “El día de mañana” y “El chip prodigioso”, e intervenciones en las notables “Lejos del cielo” o “Sospechoso”. Como casi todo en “Reagan”, su interpretación se nota algo forzada. El papel de su esposa Nancy corre a cargo de Penelope Ann Miller, recordada gracias a su participación junto a Al Pacino en “Atrapado por su pasado”, de Brian de Palma, además de en “The Artist”, “Chaplin” o “Despertares”. Comparte con Quaid los mismos aciertos y desaciertos en su intento por sacar adelante la filmación.
Figura asimismo en el reparto el consolidado Jon Voight, Oscar por “El regreso” y nominado en otras tres ocasiones por “Cowboy de medianoche”, “El tren del infierno” y “Ali”, quien pocas veces desentona en su labor. Mena Suvari (“American Beauty”, “American Pie”), Kevin Dillon (“Platoon”, “Poseidón”, The Doors”), Robert Davi (“007: Licencia para matar”, “Jungla de cristal”, “Los Goonies”) y Lesley-Anne Down (“La calle del adiós”), como Margaret Teacher, completan el equipo artístico.