Hace 208 años que se realizó una de las grandes gestas de la Medicina Preventiva a nivel mundial, la expedición filantrópica de la vacuna de la viruela, siendo su director el doctor alicantino Balmis. Se trató del primer programa de vacunación a nivel mundial.
Su objetivo era llevar la "vacuna", que así se llamaba la viruela de la vaca, a Centroamérica y Sudamérica, así como a Filipinas y otras colonias, y no solo para inmunizar a todos las personas que pudieran, sino para dejar establecidos órganos reguladores locales que pudieran seguir manteniendo el sistema de vacunación para el futuro.
La viruela, erradicada a nivel mundial en el año 1980, siendo el último caso salvaje en Somalia en 1977 (hubo una infección en un laboratorio en 1978 en Birminghan), tiene una mortalidad de más del 30% de los casos, quizás hoy más por falta de inmunidad de grupo, y causó hasta hace poco graves epidemias. No existe por ahora un tratamiento eficaz.
Ya desde hace más de un milenio, en China se utilizó la variolización, como método preventivo. Esta práctica, poner restos de pústulas secas intranasalmente se extendió gracias al empeño de Lady Mary Wortley Montagu, esposa del embajador británico en Constantinopla, y madre de un hijo muerto por viruela.
Fue Jenner el que observó que las personas que sufrían la "vacuna", al tratar con las vacas, no padecían la viruela o lo hacían de forma leve. En 1796 vacunó al niño James Phipps y a él mismo, no siendo hasta 1801, cuando se permitió su uso, por ser rechazados sus postulados por el estamento médico inicialmente.
En España, pioneros como el catalán Piguillem ya la utilizó en 1800, con buenos resultados, y en 1805 se proclamó la vacunación obligatoria en España, primera vez que ocurría algo similar en Europa. Fue en esas fechas, 1803, cuando Carlos IV promulgó las bases para una vacunación universal en las colonias españolas. Él también tuvo un hijo fallecido por viruela.
La corbeta Maria Pita partió de La Coruña con 2 cirujanos, 5 médicos y 3 enfermeros. El problema de la conservación de la linfa vacunal durante el viaje se solucionó llevando 22 niños expósitos de La Coruña en los que se iba infectando de vacuna cada 2 semanas, y después, de esas pústulas se pasaba a otros 2 niños, para que no se perdiera la capacidad infectiva, así como varias muestras en el portalinfas clásico. Además, llevaban cientos de ejemplares de un libro sobre la vacuna y su forma de aplicarla, para repartirlos en todas las zonas donde arribaran.
Llegaron a Puerto Rico en 1804, y ya había llegado la vacuna de manos de la colonia danesa de Saint Thomas, pero crearon una junta local para formar a los médicos y regular su uso, permitiendo una eficaz conservación del fluido vacunal. Posteriormente se dividieron en 2, una expedición a cargo de Balmis, que recorrió Méjico, Venezuela, Cuba, Filipinas, Macao y Cantón y otra, dirigida por Salvany (el gran olvidado), que recorrió Perú, Panama, Colombia, Ecuador, Chile y Bolivia. A Argentina había llegado a través de esclavos negros procedentes de Brasil. En Chile también existía ya la vacuna brasileña, pero era un negocio lucrativo de los médicos locales que inicialmente rechazaron los objetivos universales de la expedición de la vacuna. Salvany no sobrevivió a la expedición. Balmis corrió mejor suerte, regresando a España, pero teniendo que huir posteriormente a Méjico tras la invasión francesa en 1810.
El último caso de viruela en España es de 1961,en 2 personas que venían de la India.El último caso endémico peninsular fue en 1953 en Portugal.
Actualmente sigue la controversia sobre si se deben destruir o no las muestras que existen en 2 laboratorios (CDC de Atlanta y Centro Microbiologico de Koltsovo, Siberia, Rusia), y sobre los posible efectos de su uso como terrorismo biológico (en la OMS en Suiza se guardan casi medio millón de vacunas). Es una suerte que la viruela solamente tenga como hospedador el ser humano. Existen casos de viruela del mono con afectación del hombre con curso no tan benigno que son continuamente evaluados por la OMS.
Aún recuerdo que en un hospital donde he trabajado, en la historia pediátrica había que marcar si el niño había padecido a no la viruela, algo desactualizada estaba la historia, pero reflejo de una de las enfermedades mas devastadoras que afectaban a los niños.
A modo de resumen, Jenner escribió en 1806 " no me imagino que en los anales de la historia haya ejemplo de filantropía tan noble y tan extenso como este". Humboldt dijo en 1825 " este viaje permanecerá en la historia como el más memorable en los anales de la historia"
Si queréis saber más
En el nombre de los niños-Libro sobre la real expedición en PDF de la Asosciacion Española de Pediatría
Balmis-Vacunas.org
Fundación Xavier Balmis