Continúa el maratón de clásicos, en esta ocasión con la Copa del Rey como objetivo final de los dos grandes de nuestro fútbol. Me fui a verlo al bar con unos amigos, alguno de ellos culé, vestido para la ocasión y envuelto en una bandera de grandes dimensiones. El día había sido largo y duro en el trabajo -de hecho esta mañana he tenido que acabarlo desde casa- y casi no me dio tiempo a pensar en el partido hasta que llegó la hora. Curiosamente, casi no estuve nervioso en los momentos previos.
El partido parecía que iba a plantearse de manera similar al de hace unos días en el Bernabéu, pero la verdad es que Mourinho tenía una carta escondida en la manga y el Madrid no sólo salió aguerrido en defensa, sino que dominó a su rival durante todo el primer tiempo con un juego vertical y vertiginoso. En el segundo tiempo la cosa cambió radicalmente y los de Guardiola se pusieron las pilas y fueron superiores al Madrid, aunque en defensa, los merengues siguieron mostrándose muy fuertes y si alguna vez pasaban los catalanes, Iker Casillas estaba ahí para desbaratar todo intento. En la prórroga, una jugada perfecta de "el Fideo" Angel Di María -debió hacer más durante el partido- acabó en un perfecto cabezazo de Cristiano Ronaldo, al más puro estilo Santillana, que sobrepasó a Pinto para colarse en la red. La parte madridista de la grada de Mestalla fue un clamor y también los madridistas congregados en el bar gritamos y festejamos el gol. Tras un partido intenso, táctico y del estilo que quería el entrenador del Madrid, el trabajo daba sus frutos y el equipo de Concha Espina tocaba con los dedos la ansiada Copa que no se ganaba desde hacía 18 años. Al final, el Barça fue un querer y no poder, y el Madrid estuvo tranquilo defendiendo su ventaja. Cibeles está contenta y su gente fue a verla, a celebrar y a ofrecer el ansiado trofeo. Eso sí, parece que la Copa acabó chafada y atropellada por el autobús del equipo blanco. No habrá problema, seguro, y si hay que fabricar otra, se hará, pero la anécdota tiene su gracia.
En una semana, más. La ida de las semifinales de la UEFA Champions League nos espera en el Bernabéu. Supongo que los barceloni8stas, que menosrpeciaron al Madrid tras el empate liguero que les dio un noventay nueve por ciento del título, estarán escocidos por lo de anoche y querrán eliminar al Madrid. Pero estos dos primeros partidos nos han enseñado dos cosas: que el Madrid no es tan malo como el día del 5-0, y que el Barça no es tan bueno como aquel día. Ahora los partidos son intensos, con dos estilos distintos -cada uno puede elegir el suyo- que pueden servir para ganar. Yo soy madridista y me gusta el estilo de Mourinho con matices, porque me gusta le fútbol rápido y vertical con jugadores de banda que entren como puñales -Michel y Gordillo son el modelo- y delanteros que "maten" al rival. Sé que el estilo del Barça ha ganado últimamente muchas cosas, pero no me gusta el "fútbol-balonmano" porque para eso ya tengo el balonmano. Pero ya se sabe que para gustos se hicieron colores, o estilos futbolísticos. De momento, una semanita de descanso de clásicos y a coger fuerzas para lo que queda. ¡Hala, Madrid!
¡Ah! Se me olvidaba. Después de lo de Piqué en el túnel de vestuarios del Bernabéu, ¿se atreverá el bueno de Vicente del Bosque a llevar a la selección a jugadores que piensan así?