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Real Madrid vs Manchester

Publicado el 04 marzo 2013 por Davidmaldini @ConDdeDeporte

ferguson

Forjado como aprendiz en los astilleros de Clyde, Glasgow, lugar que ha visto nacer grandes navíos de línea como el Queen Elisabeth 2 o el Queen Mary, el temperamento y carácter de Sir Alex Ferguson es de sobra conocido. Un tipo duro y disciplinado pero con unos conocimientos tácticos impresionantes. Una clase de entrenador de los que apenas quedan ya, un verdadero hombre de club y una institución en el Manchester United siendo ya de largo el más longevo de su historia (1986-2013). Por ello no es de extrañar que treinta y siete de los títulos más importantes de la historia de los Red Devils lleven su nombre. Sin duda, es un caso único en el fútbol mundial. Algún día me sumergiré de lleno en su carrera deportiva, que da para un artículo bastante largo, pero de momento, aprovechando la eliminatoria de la UEFA Champions League, rememoraré las ocasiones en las que el entrenador escocés se ha cruzado en el camino del Real Madrid.

Todo el mundo tiene en mente el espectacular taconazo que Redondo hace pegado a la línea de fondo que culmina en gol de Raúl pero antes, muchos años antes de eso, Alex Ferguson se cruzó en el camino del Real Madrid. En 1983, el Real Madrid de los años previos a la Quinta del Buitre y entrenado por Alfredo Di Stefano se plantaba en la final de la ya extinta Recopa de Europa. Por el camino habían quedado el Austria Vienna, el Inter de Milán, el  Újpesti Dózsa hungaro y el F.C Bahia Mare rumano. Era la oportunidad ideal para levantar un título europeo tras el fracaso de 1981 en la Copa de Europa frente al todopoderoso Liverpool de Kenny Dalglish y compañía. Enfrente se había plantado un equipo completamente desconocido, el Aberdeen escocés. Ciertamente, merecían su cuota de protagonismo pues habían conseguido eliminar a equipos como el Bayern de Munich y el Paris Saint Germain. Sin embargo, pocas caras conocidas. Si eso, Peter Weir, Alex McLeish que con el tiempo sería Seleccionador de Escocia y entrenador del desaparecido Glasgow Rangers, y en el banquillo un tipo del que dicen estaba consiguiendo grandes logros con un equipo modesto, un tal Alexander Chapman Ferguson.

La final se celebraba en Gotemburgo, en el Estadio de Ullevi y dos mil aficionados madridistas pusieron rumbo a Suecia convencidos de las posibilidades reales del equipo blanco. Forman por el Madrid Agustín, Juan José, Metgod, Bonet, Camacho, Ángel, Gallego, Stielike Isidro, Juanito y Santillana. Por el Aberdeen: Leighton, Rougvie, McLeish, Miller, McMaster, Cooper, Strachan, Simpson, Weir, McGhee y Black. Bajo una espectacular lluvia y un terreno de juego convertido en lodazal, dio comienzo el partido. Contra todo pronóstico y pese a la más que probable posición ilegal de John Eric Black, el equipo escocés se ponía 1-0. Por suerte para el Madrid, en el minuto 15, Leighton salía del área pequeña a interceptar el balón y se llevaba por delante a Santillana. Penalti y gol de Juanito. 1-1 que se mantenía hasta el pitido final, y en la prórroga, la desgracia para el Real Madrid. Juanito trata de tirar un caño arriesgado a un jugador rival, la idea sale mal y propicia un rápido contraataque que termina en gol escocés de manos de Johnny Hewitt. Finalmente 2-1, primer y único título europeo para el Aberdeen y primero en el enorme palmarés de Ferguson. Al Real Madrid se le quedó cara de cromo al perder todos los títulos en liza aquel año 1983: la Liga con el Athletic, la Copa del Rey y la Copa de la Liga con el Barça, la Supercopa de España con la Real Sociedad y finalmente la Recopa frente al Aberdeen.

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Habrían de pasar bastantes años, suficientes para casi olvidar aquel fiasco de Gotemburgo, hasta cruzarse de nuevo las caras Madrid y Ferguson. Esta vez las cosas eran muy muy distintas. El Escocés venía de ganarlo todo en 1999: Premier, Copa y Champions League con el Manchester United. Único entrenador en lograr tal hazaña en las Islas Británicas. El Real Madrid comandado por un Raúl González en sus mejores años como futbolista llegaba a los cuartos de final de la Champions. En la ida un poco esperanzador empate a cero en el Bernabeu y todo por decidir en Old Trafford, el “Teatro de los Sueños”. Difícil sin duda frente al equipazo inglés: Beckham, Keane, Scholes, Giggs, Stam, los hermanos Neville etc. pero el Real Madrid salió como un vendaval. Al cabo de una hora de juego mágico, el marcador reflejaba un increíble 0-3. El primer gol había llegado tras un gol en propia del siempre duro y polémico Roy Keane, el segundo de manos de Raúl con una bonita rosca y sólo dos minutos después la jugada y el gol que se marcaron a fuego lento en la retina de cualquier madridista (yo incluido).

Cambio de ritmo y espectacular autopase de tacón de Fernando Redondo que rompe completamente a Jaap Stam, recoge el balón en la misma linea de fondo y ve perfectamente el desmarque de Raúl en un gol más del estilo del fútbol sala. Mark Bosnich, portero del  Manchester, nada puede hacer. 0-3 en una increíble noche de Champions que se recordará siempre. Cierto que el Manchester maquilló el resultado hasta el 2-3 pero el triunfo estaba hecho. De la mano de Vicente del Bosque el Real Madrid eliminó a los Red Devils y a la postre se convertiría en Campeón de Europa por octava vez frente al Valencia de los Piojo López, Mendieta y compañía. La venganza europea estaba servida.

Raul

Por cierto, el Madrid nunca ha vuelto a ganar allí lo que nos lleva al último capítulo de esta historia. No hubo que esperar tampoco demasiado. Los madridistas, vigentes campeones de la Champions con aquella maravilla de Zidane frente al Bayer Leverkusen en Hampden Park, y el Manchester United del eterno Alex Ferguson con algunas caras nuevas como Fabien Barthez, la “brujita” Verón, o Ruud Van Nistelrooy.

El guión era más o menos parecido. Otra vez cuartos de final. Sin embargo esta vez en la ida el Real Madrid dio un repaso al Manchester y se impuso 3-1 con goles de Figo y Raúl por partida doble y una exhibición de juego de Zinedine Zidane. Sin embargo y pese a que la eliminatoria estaba casi encarrilada, el partido de vuelta, de nuevo en Old Trafford fue una maravilla para la vista que coronó a Ronaldo como el mejor delantero del mundo de aquellos años. Fue el héroe de aquella noche de abril de 2003. En la ida pasó desapercibido pero en la vuelta, aprovechando la baja por apendicitis de Raúl, brilló con luz propia. Sólo necesitó 62 minutos para amargar la existencia a Barthez y a la hinchada Red que no pudo hacer otra cosa que ovacionarle y ponerse en pie al ser sustituido. Dos de aquellos tres goles fueron soberbios. El primero, en seis pases en tan sólo quince segundos, y el tercero, de fuerte chut desde fuera del área. Tampoco pasó desapercibida la actuación de Beckham que salió en la segunda mitad y dio la victoria al Manchester con dos goles, uno de ellos de falta directa que dejó clavado a Iker Casillas. Fue otra memorable noche de Champions en la que una derrota fue la mejor de las victorias para el Real Madrid. Nuevamente los blancos pudieron con el planteamiento de Alex Ferguson.

Y ahora ya sí, podemos remontarnos a fecha actual. No son cuartos de final sino octavos pero la intensidad es la misma. En la ida empate a uno con un formidable partido de Wellbeck, gol incluido, y todo por decidir, cómo no, en Old Trafford, Estadio que juzgará el momento actual del Real Madrid frente a un joven Manchester United que se planta en la eliminatoria como líder sólido de la Premier League. Ciertamente no preocupa que pueda ser el último cruce de los madridistas con Ferguson porque parece que el Escocés es eterno y antes tendrán que enterrarle a renunciar al banquillo de los Red Devils. Por el bien del buen fútbol, del fútbol de verdad, el que ya escasea y es difícil de ver, que así sea.

DAVID ABELLAN FERNANDEZ


Sir Alex Ferguson y sus duelos con el Real Madrid


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