Realidad tozuda

La realidad es tozuda y termina por imponerse siempre. El Gobierno de Patxi López no logra cautivar a la sociedad vasca y el cambio, tantas veces reivindicado por PSOE y PP como una letanía,  no termina de convencer.  Los datos del Euskobarómetro, presentados ayer, no dejan lugar a la duda y menos aún a la interpretación. Cuatro de cada diez vascas y vascos suspenden la gestión del Ejecutivo, seis de cada diez desconfían de su capacidad para hacer frente a los problemas de Euskadi y siete de cada diez consideran que no es competente para contribuir a la superación de la crisis económica. Se podrá decir más alto, pero no más claro.

Es cierto que el pacto de gobierno entre PSOE y PP es tan legítimo como democrático; sin embargo, es igualmente cierto que no representa el sentimiento mayoritario de la sociedad vasca, ni respeta la voluntad de su ciudadanía. Me consta que en Lehendakaritza son conscientes del lastre que supone para su imagen la entente con la formación liderada por Antonio Basagoiti. Saben que ni su propia base social acepta con resignación este acuerdo que, si bien les ha situado al frente del Gobierno vasco, amenaza, al mismo tiempo, su propia credibilidad y aceptación. La cara y la cruz de la ambición política.

No lo tiene fácil el lehendakari. A mi juicio, debería abrir un paréntesis en su colaboración con el Partido Popular y buscar acuerdos con el conjunto de formaciones políticas representadas en el Parlamento vasco. Basagoiti les ofrece estabilidad, pero el marcaje al que somete a Patxi López debilita al lehendakari y le resta perfil y liderazgo.  El PSOE tendría que demostrar mayor voluntad de acuerdo y diálogo con la izquierda vasca, recuperando de verdad y con hechos concretos su discurso sobre la pluralidad y la transversalidad, tantas veces reiterado como incumplido.

El Euskobarómetro ofrece, en esta ocasión, un dato relevante, que quiero destacar porque con toda seguridad no tendrá reflejo en los grandes titulares. Todos los representantes políticos suspenden, una vez más, por goleada, pero no deja de ser significativo que la portavoz parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro, (5,0) y el coordinador general de Ezker Batua-Berdeak, Mikel Arana, (4,6) sean quienes obtienen mejor calificación. Es verdad que su nivel de conocimiento es también más bajo, pero aún así este hecho permite deducir que una parte importante de la ciudadanía mira con esperanza a la izquierda.  No es tampoco casualidad que  Cayo Lara (3,8) reciba una valoración más alta que Alfredo Pérez Rubalcaba y Rodolfo Ares (3,6), e incluso que el presidente  Zapatero (3,1). Ojala estas puntuaciones tenga, cuando llegue el momento, su traslación en las urnas.