Enseñar una obra a distancia puede ser parte de nuestro trabajo, cada vez más telemático. Incluso podemos necesitar utilidades de realidad virtual para arquitectura en el momento que estamos proyectando una obra. Con el avance de las tecnología BIM, los trabajos colaborativos y la potencia de los nuevos motores de renderizado podemos crear entornos virtuales inmersivos en los que mostremos a un posible cliente o a un compañero nuestra visión de un espacio.
Atrás quedan las interpretaciones sobre el plano, sobre un material u otro. Todo esto lleva a cualquier estudio de visualización arquitectónica a definir hasta el último detalle. Esto es debido a que todo se ve, nada pasa desapercibido.
Cierto es que la abstracción del plano de planta es necesaria, porque entendemos la distribución, las comunicaciones entre espacios, el soleamiento… A la hora de sentirse en el espacio, entender las proporciones, apreciar los matices o las intenciones de los planos… la realidad virtual nos lanza de cabeza, nos enfunda unas gafas o nos proyecta un entorno con el que podemos simular la estancia en el nuevo espacio. Por el momento, solamente presente en nuestro ordenador o en nuestro dispositivo móvil.
Cómo llegamos a la realidad virtual
Considero que este salto es la consecuencia natural de la evolución desde el dibujo interior, pasando por el fotomontaje, la imagen renderizada, el video… que termina con pasos intermedios como las imágenes panorámicas, imágenes 360º …
Hasta este momento todo lo producido podría ser controlado desde el punto de vista de la persona que enseña el proyecto. Es decir, podríamos llegar a «ocultar» algún aspecto enseñando solamente lo bueno del proyecto, o lo más espectacular.
En el entorno navegable de la realidad virtual el observador puede cambiar el punto de vista, perderse en el modelo y descubrir hasta el último detalle. Aquí es cuando entra la importancia de los sistemas de información del modelado de edificios, para que nada se nos escape.
El realismo frente a la didáctica
Algunos de los peligros de los medios digitales sigue siendo la persuasión de la imagen. La pureza de los materiales, los atardeceres imposibles, las combinaciones de luces… pueden ser perversas, creando imágenes atractivas pero equivocadas, que entran por los ojos como un anuncio de comida, que cuando llega al plato en frente de ti se «transforma».
Por esa razón estoy a favor del realismo virtual, donde si conseguimos hacerlo bien y lo más real posible conseguiremos proyectar algo mejor, sin maquillajes. Es muy útil en a la hora del home staging, porque podemos situarnos en el propio espacio que vamos a transformar e intercambiar las gafas de cerca por las gafas 3D.
Por esta razón debes buscar buenos arquitectos y que además puedan enseñarte la futura realidad de tu casa, oficina, etc.