Cuando una palabra nos dé miedo lo mejor es redefinirla, en lugar de escondernos de ella. Somos seres creadores, pero muchas veces olvidamos que también podemos aplicar nuestra creatividad a las palabras. Zaherir, herir con las palabras, es la forma más común de agresión, no hemos sido educados para que las palabras malintencionadas no nos hagan daño, pero estamos a tiempo de cambiar esto: no debemos de permitir que las palabras nos hieran, ¡hagámonos los dueños y creadores de sus significados en lugar de luchar contra ellas!
Querido lector: cuando alguien trate de zaherirte piensa que la carga explosiva está en el significado de las palabras, tú puedes desactivar la bomba verbal haciendo uso de tu poder y derecho creador: cambia el significado y convierte las palabras bala en algo inocuo, incluso en algo bello. La creatividad es nuestro poder más grande y hermoso, con ella se puede trasformar la realidad, hacerla más feliz para nosotros. Desarmar las palabras hirientes es mucho más sabio que responder al atacante con más palabras bala; no conviertas tu vida en una película del oeste, en la que siempre hay víctimas: ¡rebélate, revelando tu creatividad, y desarma las palabras!
Enseñar a desarmar los insultos debería de ser una materia a tratar en la educación, pues es de vital importancia para mejorar nuestra vida social hacer de los diálogos algo fecundo, algo que propicie encuentros en lugar de desencuentros.