Revista Coaching

Rebeldes

Por Joseluisp

Rebeldes

El diccionario define al rebelde como aquella persona que, faltando a la obediencia debida, se rebela contra ella.

Como juego de poder, la rebeldía es uno de los patrones clásicos que se presentan en muchas organizaciones. Consiste en resistirse a la autoridad o a cualquier otra forma de poder legítimo como pueden ser aquellas que estructuran el sistema de ideología de la organización o las habilidades técnicas de las personas que la integran.

Las acciones de rebeldía conforman un continuo que va desde la simple protesta hasta la rebelión o el motín. En ellas puede participar cualquier agente perteneciente a la organización: ya sea un trabajador cualificado, un trabajador sin cualificación o incluso un mando intermedio. Respecto a su manifestación, la rebeldía se puede desarrollar de una forma sutil o de una forma violenta y agresiva.

Los juegos de rebeldía pueden desarrollarse según diferentes patrones. Unos se limitan a explotar el sistema de autoridad volviendo las reglas burocráticas contra los superiores de la organización. Otros recurren a modificar el trabajo a realizar, distorsionando el funcionamiento de la organización. También pueden consistir en acciones de sabotaje dirigidas a entorpecer la actividad de la organización, o simplemente en la negativa a seguir trabajando.

Donde hay juegos de rebeldía existen también juegos dirigidos a combatirla, pues podemos utilizar el poder para sofocar la resistencia a la autoridad. Las acciones más clásicas, y las más evidentes, consisten en imponer más controles a los trabajadores potencialmente rebeldes, en desarrollar normas más estrictas de supervisión y control para disuadir la rebeldía, o en establecer penalizaciones más severas contra ellos.

Sin embargo, el resultado de estas acciones es cuestionable: si la rebeldía consiste en una resistencia a la autoridad, imponer más autoridad sólo permite ganar tiempo en los casos más extremos de rebeldía. Cuando la rebeldía es la respuesta a un diseño organizacional fallido, una mayor severidad no soluciona aquellos problemas que producen insatisfacción entre los profesionales y desencadenan la rebelión.

Probablemente, la mejor respuesta ante un juego de rebeldía se encuentre en la conversación. En analizar conjuntamente los motivos del descontento, en negociar concesiones y en convencer cuando es imposible cubrir todas las demandas. No es un camino fácil pero ¿existe alguna otra forma de gestionar el descontento?

Notas

Los juegos de rebeldía y los juegos de antirrebeldía son un patrón clásico dentro de los juegos de poder organizacionales. Puede obtener más información en la obra de Henry Mintzberg El Poder en la Organización. Está publicada en Ariel Editorial.


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