Desde hace varias semanas estamos experimentando con Inés la conocida como rebelión de los 2 años. Este es un periodo muy frustrante para los padres en el cual parece que los hij@s se vuelven sordos, no escuchan nada de lo que se les dice y por tanto no hacen caso, montando grandes rabietas cuando se les “invita” a realizar alguna tarea.
Nuestro caso no es una excepción, si ya de por sí cuidar de un hij@ de esa edad es agotador, este periodo es el doble, nos tiramos todo el día detrás de nuestra hija repitiendo constantemente frases como “Inés no hagas eso”, “Inés no toques”, “Inés ven por favor”….por su parte, ella en la mayoría de las ocasiones nos ignora, aun sabiendo que nos está escuchando y entendiendo perfectamente lo que estamos diciendo, o responde con “no”, “no quiero” o “Inés sola”.
Aunque puede parecer desesperante (y en algunas ocasiones lo es) no hay que perder la paciencia, lo cierto es que este es un comportamiento normal y responde a una de las etapas de desarrollo del niño, la etapa en la que ellos son conscientes de su independencia y quieren experimentarla en todo momento.
Si lo enfocásemos desde el punto de vista del niñ@, nos parecería totalmente normal, puesto que han pasado en poco tiempo de depender de la madre y tener una gran dificultad para moverse por sí mismos, a tener una autonomía motriz total y una curiosidad y capacidad para entender el mundo que les rodea desconocida hasta ahora. Esto sumado a que sus prioridades no son las mismas que las nuestras, provoca en nuestros hij@s el comportamiento descrito anteriormente, ellos quieren hacer lo que les plazca y cuando les plazca y de la forma que ellos quieran porque no necesitan a nadie para realizarlo, montando rabietas cuando se les obliga a dejarlo.
Es curioso como ellos mismos van superando las barreras que encuentran, nuestra hija por ejemplo, lleva con ella siempre que puede un pequeño taburete que le compramos para que alcanzase al lavabo y pudiese lavarse los dientes, utilizándolo para llegar hasta donde su estatura no se lo permite, comportamientos como este, refrendan su idea de independencia. Llegados a este punto, los padres nos damos cuenta de lo rápido que crecen nuestros “pequeños”.
Como toda época se supera pero para sobrellevarla podemos seguir una serie de consejos. Ahí van algunos de ellos:
-Ser claros y concisos en nuestras peticiones.
-Ofrecerle siempre alguna alternativa, por ejemplo, vamos a comer para luego poder ir al parque.
-Repetirle lo que queremos que haga.
-Evitar castigarlos.
-Hacerlo participe de las tareas, pidiéndole que ayude a realizarlas y enfatizando las cosas que hace bien.
-Reforzar los buenos comportamientos, esto hará que el niñ@ los repita.
-Intentar evitar negativas, en vez de decirle lo que no puede hacer, destacar las cosas que sí puede realizar.
A todo lo anterior hay que sumar una gran dosis de paciencia y autocontrol, es muy importante no perder los papeles, de lo contario estaríamos intentando reprimir su rabieta con otra rabieta nuestra. Nada mejor para calmar su cólera que transmitirles serenidad.
Autor Fermín Trujillo
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