Revista Cultura y Ocio
Al llegar a ti encontré la otra orilla, mi otra orilla. Al principio me sentí como Colón avistando tierra, al límite de la humedad y de la escasez, casi al final descubriendo de nuevo el principio. Esta historia es la historia de un náufrago renacido, sin crédito ni redención al que se le recupera en el límite del tiempo. Estaba condenado por acumulación de decisiones ausentas de acierto, sin saber que me estaba dirigiendo hacia una salvación inesperada. Buscar el precipicio, de rebote te puede llevar a la cima. Como a los grandes descubridores, para encontrar algo, antes se necesita estar perdido. No fue fácil, pero mereció la pena. Los más afortunados tienen un historial pleno de apuestas perdidas. Espoleado por el infortunio, infamado e incompetente, encontré la cura. Saqué las heridas a pasear y tú las mandaste a paseo. Todo fue y es como la primera vez. Podría no haber sido así. Millones de almas arden bajo nuestros pies al no haber llegado a buen puerto. Por entre los muertos vuelan nuestros placeres hasta que nos unamos a ellos. Hace mucho tiempo que dejé de quejarme. Hace tiempo que tu mano me dio una nueva mano de pintura. Y de rebote sonrío resplandeciente. ¿Bailas?