La participación ciudadana en la gestión pública decae
progresivamente debido a diferentes factores: la falta de compromiso es uno de
ellos pero la inexistencia de canales más eficientes y motivadores es otro.
El entorno que lo enmarca todo, el de la democracia representativa, deviene
insuficiente. La delegación de
nuestras ideas e intereses en unos representantes que elegimos cada cuatro años
y que difícilmente rinden cuentas, es un marco desincentivador de la
participación.
Frente
esta situación se levantan voces que apuestan por caminar hacia otras formas,
con la democracia deliberativa o incluso, explorar las vías de la democracia
directa. Con las
posibilidades que dan las nuevas tecnologías ambas se podrían desarrollar
mediante herramientas digitales.
Pero mientras tanto no se cambie el modelo, y en el contexto que tenemos, la
potenciación de elementos como las iniciativas populares, los referenda, o las acciones revocatorias
acercan los modelos y ayudan a reavivar la democracia representativa.
Uno
de estos se concreta en las consultas periódicas a la ciudadanía, donde las
personas puedan expresar su voz, mediante un voto claro y conciso,
convirtiéndose en un elemento dinamizador muy fuerte. Ayuda a mejorar y acercar la gobernanza en las
sensibilidades sociales de cada época.
El Gobierno de Cataluña, con el apoyo de otros grupos parlamentarios, está en
este camino, desarrollándose en estos momentos un proceso parlamentario que
debe culminar con el nacimiento de una ley de consultas.
Otra vía en esta línea sería la potenciación de las acciones revocatorias
por parte de los ciudadanos, también conocido como referéndum revocatorio o, en
el ámbito anglosajón, recall election.
Es un elemento de control popular que potenciaría
la legitimidad de la soberanía popular. Como ya puso de manifiesto Karl Popper
la auténtica característica de una sociedad abierta sería que los ciudadanos
pudieran cesar a los sus gobernantes si estos incumplieran los mandatos por los
que fueron ser elegidos.
La
democracia representativa, conceptualizada como una especie de contrato entre los
electores y el representante, encuentra su engranaje jurídico en torno al
programa electoral del candidato elegido (sería como las cláusulas de un
contrato). Si éstas son incumplidas, el
contrato puede ser denunciado unilateralmente. La revocatoria
surge, de esta forma, como una manera excepcional de poner fin a una
representatividad poco fiel.
Revista Economía
'Recall Election', o cómo potenciar la participación ciudadana
Publicado el 11 agosto 2013 por Quim @Quim_MarquesSus últimos artículos
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