“He vivido en soledad en el campo y me he dado cuenta de cómo la monotonía de una vida en silencio estimula la creatividad” Albert Einstein
La soledad nos permite centrar el foco
No hay ninguna duda de que somos animales sociales. De hecho, uno de los grandes impulsores de nuestra evolución como especie fue la socialización y quizá el motor más potente para el desarrollo de nuestro cerebro fue la necesidad de interactuar con otros como nosotros. Sexo, religión, costumbres, comportamientos… infinidad de características se han desarrollado con nosotros como consecuencia de la socialización. Ahora mismo, esta socialización es más presente que nunca, Twitter, Facebook, FourSquare, Miso… no hay casi parcela de nuestra vida que no pueda ser socializada y por tanto compartida. No me preocupa en exceso, en el sentido de que creo que son mayores los beneficios que los inconvenientes, pero hay un aspecto que hoy me gustaría destacar y que no debemos olvidar
la importancia de la soledad
¿Por qué necesitamos estar solos de vez en cuando? ¿Qué beneficios nos aporta? ¿Cómo encontrar nuestro momento de soledad?
Justo esta semana y a través de un artículo interesante, me he decidido a hablar de un tema que llevaba tiempo queriendo tocar. No me considero para nada una persona solitario, antes al contrario, y como dice Keith Ferrazzi, siempre trato de no comer solo (Never Eat Alone: And Other Secrets to Success, One Relationship at a Time). Al igual que necesitamos una buena alimentación, descanso y ejercicio físico, pasar un poco de tiempo solos, podría igual de importante para nuestra salud.
Sin embargo, el estar solo, se percibe socialmente como algo triste, de friquis, algo de lo que hay que huir sin tener en cuenta sus evidentes beneficios. Todos los grandes pensadores y/o creadores de la historia han hecho un muy buen uso de sus periodos de soledad. Desde líderes religiosos, políticos, escritores o pintores, o científicos como Einstein, todos han sacado partido de la soledad.
Beneficios para la salud mental
Aunque la soledad tiene algunos inconvenientes, hay estudios que demuestran que, en ciertas circunstancias, nuestro cerebro rinde mejor cuando trabaja solo. Por ejemplo, seguro que os ha pasado que os hacen un test o una prueba con varias personas alrededor, y vuestra capacidad de concentración se ve afectada, ¿por qué? Por el simple hecho de que nuestro cerebro no puede dejar de pensar, qué y cómo estarán los demás resolviendo el problema, en vez de concentrarse en el mismo. Es inevitable. Si estuviéramos solos, nos centraríamos en lo que nos ocupa, y no en lo que nos preocupa. De hecho, memorizamos mejor cuando estamos solos (quizá sea ese el motivo por el que nunca me gustó estudiar en las bibliotecas) ¿y vosotros?
Recargar el yo
En muchas culturas existe ese concepto de buscar la soledad como una forma de descubrirse (o re-descubrirse) a uno mismo. Desde pasar una semana en una cueva, hasta irse a un monasterio cisterciense. En nuestra época de cazadores-recolectores, pasar algún tiempo solo podría ser peligroso, pero al habitar una tierra mucho menos poblada, sería casi inevitable. Hoy en día, es muy complicado encontrar algún lugar en el que no nos encontremos con otras personas.
Muchas veces, las responsabilidades diarias nos llevan a olvidarnos de algo muy importante: nosotros mismos. No hay nada egoísta en pensar de vez en cuando en nuestras propias necesidades, en pararnos a pensar sobre lo que hemos hecho, lo que hacemos, y lo que nos gustaría hacer. Nuestro YO necesita recargar las pilas. Volcarse en los demás está bien y es necesario, pero para poder hacerlo de la mejor forma posible, también necesitamos ser nosotros y estar al 100%. Una época en la que muchas personas buscan la soledad es cuando somos adolescentes. Contrariamente a lo que se piensa, cuando un adolescente se aísla para descubrir quién va a ser, no se hace menos introvertido, sino todo lo contrario. Estudios demuestran que los adolescentes que pasan una época de soledad, llegan a socializarse mejor. Aunque piensen que en ese periodo han estado tristes, se produce un “efecto rebote” que les hace (y nos hace) apreciar más los mejores momentos.
Separarse del grupo.
Muchas veces nuestras opiniones, comportamientos o actitudes, no vienen determinadas por nuestra voluntad, sino por la voluntad del grupo. El hacer lo correcto, no salirse de norma, no parecer raro. La presión social de grupo muchas veces nos impide avanzar hacia otro sitio o hacia otro camino. Hay muchos estudios sobre el tema. En uno de ellos, se mostraban a los participantes 3 barras verticales de distintos tamaños (A, B y C), junto con otra que era del mismo tamaño que una de las otras tres (D). Luego se preguntaba a 10 personas cuál de las tres barras (A, B, C) era de igual tamaño a la D. El truco era el siguiente, de las 10 personas, a 9 se les había indicado anteriormente que tenían que señalar todos a la misma respuesta incorrecta. ¿Adivináis? Exacto, la 10ª persona, influida por la presión del grupo, ¡también daba la respuesta incorrecta! Por supuesto, cuando estaba solo, respondía correctamente.
Separarnos del grupo, nos ayuda a ver las cosas con perspectiva, y a tomar una posición propia sobre muchos asuntos, sin dejarnos llevar por opiniones de terceros. Nos permite reflexionar por nuestra cuenta y encontar el tao de la concentración.
Distintos tipos de soledad
La búsqueda de la soledad no es igual para todos. Hay estudios que parecen indicar que las mujeres buscan más la soledad en ambientes cerrados, mientras que los hombres buscan esa soledad en lugares abiertos. Algo que podría cuadrar con nuestro pasado evolutivo. Un seguidor de 1C11 en Facebook, comentaba que solo los hombres necesitan verdadera soledad. Reflexionando sobre ello, podría tener una cierta base evolutiva, en el sentido de que muchas personas (aunque creo que no solo mujeres, sino también niños y algunos hombres) se podrían ver reconfortadas con la presencia de otros en su entorno. Es posible necesiten de una “soledad acompañada”. Algo que les permita estar en un ambiente confortable, seguro y tranquilo, pero que les permita pensar en sí mismas ¿Qué opináis?
En cualquier caso, cada uno debe buscar la soledad que necesite.
¿Cómo encontrar nuestro momento de soledad?
Sí, lo sé, es muy difícil hoy en día encontrar un momento para estar solo. Pero, ¡espera un momento! ¿es realmente tan complicado? Para empezar, si ni siquiera eres consciente de que necesitas estar solo, ¿cómo vas a buscar tu momento? Ya has dado el primer paso al leer esta post. Ahora viene el segundo. Realmente no es tan complicado, por ejemplo ¿por qué no vas a comer solo un día a la semana? ¿Por qué no hablas con tu pareja y le pides un par de horas solo? ¿Por qué no aprovechas ese viaje de trabajo, para desconectar de las redes sociales y encontrarte? Momentos nunca faltan, lo que suele faltar es voluntad de encontrarlos.
¿Cuándo fue la última vez que pasaste algún tiempo solo?
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