Chindasvinto, en su deseo de hacer hereditaria la Corona, asoció al Trono a su hijo Recesvinto (Rek-swinth, ‘fuerte en la venganza’) con el beneplácito del clero. Chindasvinto vivió tres años más, viendo como su hijo reinaba, hasta que murió a los 90 años en Toledo.
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El 30 de septiembre del año 653, Recesvinto fue proclamado Rey único.
Recesvinto, el Rey Godo que más tiempo reinó
En el verano del mismo año de su elevación al Trono, Recesvinto tuvo que hacer frente a una revuelta de nobles descontentos, pese a los anatemas que los Obispos lanzaron en los Concilios contra todo aquél que se atreviera a sublevarse contra el Monarca. Froya, Jefe de los rebeldes que pretendía apoderarse de la Corona visigoda, llamó en su ayuda a los vascones, que descendieron de sus montañas devastando el Norte de España hasta Zaragoza.
Tajón, Obispo de Zaragoza, narra así los acontecimientos en carta escrita a Eleurico, su colega de Barcelona:
Se derramó la sangre inocente de muchos cristianos. Unos fueron degollados, otros heridos con dardos y toda clase de armas arrojadizas. Hicieron un gran número de prisioneros y se llevaron un inmenso botín. Esta funesta guerra fue llevada a los templos de Dios, los sagrados altares fueron destruidos. Muchos clérigos fueron despedazados con las espadas y muchos cadáveres no fueron enterrados para pasto de los perros y aves. De tal forma que con razón podrían aplicarse a esta calamidad las palabras del Salmo 78.
Los rebeldes fueron derrotados, y su Jefe, Froya, hecho prisionero y condenado a muerte. Recesvinto se mostró indulgente con los vencidos.
Recesvinto no continuó la política antinobiliaria de su padre, y caracterizó su Reinado por una reacción contraria. Tras el VIII Concilio Toledano en 653, la nobleza recuperó su privilegiada posición oscurecida por la furibunda política de Chindasvinto. En este Concilio, los Obispos condenaron los abusos regios llevados a cabo contra la nobleza por la desenfrenada codicia de los Reyes anteriores, pidiéndose que los bienes confiscados los devolvieron a sus antiguos dueños. Los Obispos sentenciaron que Recesvinto sólo podía poseer, como herencia legítima, los bienes que Chindasvinto poseía con anterioridad a su acceso al Trono. Una vez más, la Iglesia salía en defensa del poder nobiliario en detrimento del Poder Real. Recesvinto acató las decisiones de los Padres Conciliares.
En este mismo Concilio se reforzaron los contenidos del célebre Canon 75, especificando que la elección del Rey se debía llevar a cabo en Toledo o bien en mismo lugar donde hubiera fallecido el Monarca anterior, recayendo su elección en los Obispos junto con los nobles palatinos.
Esto podría tomarse como una crítica sobre como Recesvinto alcanzó el Trono. Se reforzaron las medidas antijudías y las que intentaban corregir las relajadas costumbres del clero. Recesvinto quedó muy desilusionado con las conclusiones adoptadas por este Concilio, puesto que, en los otros que convocó, sólo se trataron cuestiones religiosas.
Durante su Reinado, en 654, se publicó en Toledo el Liber Iudiciorum (Fuero Juzgo), que ya su padre Chindasvinto dejó muy adelantado. El nuevo Código, que anulaba el Derecho Romano, igualaba ante la ley a los dos pueblos; declaraba que el Rey estaba sujeto a la ley; reconocía la posición privilegiada de la nobleza; anulaba la ley que prohibía los matrimonios entre visigodos e hispanoromanos:
Establecemos por esta ley, que ha de valer por siempre, que la mugier romana puede casar con omne godo, é la mugier puede casar con omne godo romano…E que el omne libre puede casar con la mugier libre cual que quier, que sea convenible por conseio é por otorgamiento de sus parientes. Con estas leyes consiguió la igualdad y la unidad política y civil entre los dos pueblos.
Tras un Reinado de 23 años, el más largo entre los visigodos, Recesvinto falleció en el año 672, en Gérticos, pequeña aldea en las proximidades de Valladolid, donde acudió para restablecer su maltrecha salud.
No acertó Recesvinto a someter a la nobleza y al alto clero, que le dominaron y privaron de los recursos necesarios para ejercer la soberanía. Su Gobierno, débil y conciliador, dio paso a la decadencia, que, si bien fue momentáneamente contenida por su sucesor, se precipitó contra él con toda rapidez. Su sucesor, Wamba, fue elegido Rey el mismo día de su muerte y en el mismo lugar.
Autor: José Alberto Cepas Palanca para revistadehistoria.es
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RÍOS MAZCARELLE, Manuel. Diccionario de los Reyes de España.
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