¡Hola!
La semana pasada por suerte o por desgracia pude disfrutar de nada más y nada menos que de tres tardes con Keita. Digo por desgracia porque él estaba pachuchito, una maldita tos le había poseído, así que me puse el traje y… Lataat tieta en acción. :D
Uno de los días decidimos que nos apetecía una coca casera para merendar. Cogí el libro de recetas de la Montserrat Seguí, mi madre le llama la “Biblia”, un libro con un montón de recetas tradicionales, algunas sencillas y otras más sofisticadas. No soy muy cocinillas, así que me gustan las recetas que son un éxito seguro y fuimos directos a la página 321 y nos pusimos manos a la obra.
Mezclamos los huevos con 150 de azúcar con la ayuda de una batidora, hasta que quedó espumoso. Le añadimos la ralladura de limón, un poquito de sal y la leche, el agua y el aceite. Añadimos la harina y la levadura con cuidado, a estas altura Keita y yo ya teníamos la cara y el pelo blancos…
Seguimos trabajando hasta que la mezcla fue homogénea, pusimos la pasta en un molde apto para horno que Keita previamente había untado con mantequilla. Lo suyo hubiera sido añadirle piñones y un poco de azúcar, pero con la emoción del momento se nos olvidó. :(. En el horno hay que ponerlo “altito” y unos 20 minutos.
Fácil, ¿verdad? Mientras se hacía nos pusimos a dibujar, a pintar… Y una cosa trae a la otra y… ¡se quemó! No mucho, lo justo para que no os pueda mostrar una foto digna de una blogger bcn, pero…
La coca estaba buenísima, la cocina y nosotros con harina hasta las orejas, pero contentos de haber pasado otra tarde estupenda con Keita.
Petonets,
Lataat.