Durante éste último mes el blog está un poco monotemático, prácticamente todas las entradas son sobre recetas vegetarianas que estoy probando. Tengo tal cantidad de ellas, que me resulta difícil ponerme con otros temas. Pero bueno, al fin y al cabo es información que considero interesante compartir. Ya vendrán tiempos mejores... o cuando menos, mas variados! :-P
Hoy traigo como invitado a un clásico de nuestra gastronomía: la tortilla de patatas. La verdad es que cuando me dijeron que se podía hacer sin huevo me costaba bastante creer que quedaría algo decente . A una receta tan sumamente sencilla y con solo 3 ingredientes, a cual mas básico, si le quitas uno de ellos es fácil que te la cargues. Pues va a ser que no. Aunque al principio nos costó cogerle el punto, después de haber hecho 3 ó 4, ya podemos decir que salen perfectas, y que no tienen nada que envidiar a las clásicas.
La pregunta del millón es: ¿que ingrediente utilizamos como sustituto del huevo?. Pues muy sencillo, la harina de garbanzo. El truco está en las cantidades, ya que si te pasas, sabe demasiado a garbanzo, y ya no mola. La harina de garbanzo debe cumplir con la función de dar consistencia y aglutinar el resto de ingredientes, e intentar a la vez que no aporte mucho sabor. Pero no nos engañemos, que algo sí que sabe, aunque es un tema fácilmente solucionable al acompañarla, aunque solo sea de ensalada, y apenas se nota.
Ingredientes (para 4 personas):
- Aceite de oliva virgen extra
- 600-700 gramos de Patatas
- 1/2 Cebolla grande o una mediana
- 110 gr. de Harina de garbanzos
- 220 gr. de Agua
- 1 taza de Agua (250 mililitros)
- Sal al gusto
Lo primero de todo es pelar las patatas, lavarlas y hacer laminas finas, como de 2 ó 3 mm de grosor. La cebolla la cortamos muy picada, y la ponemos junto a la patata en un escurridor, donde les añadimos algo de sal.
La versión que nosotros hacemos es la ligera, donde las patatas no las freímos, sino que las cocemos junto con la cebolla. Para ello, ponemos un poco de aceite de oliva virgen extra en una sartén anti adherente a fuego fuerte, y ponemos la cebolla y las patatas, todo junto, durante unos minutos para que empiecen a dorarse, removiendo con frecuencia para que no se peguen.
En ese punto, añadimos la taza de agua, no los 220 gr., solo los 250 ml. de la taza, removemos un poco, y tapamos la sarten. procurando remover con cuidado de vez en cuando para que no se peguen. En cuanto empiece a hervir, bajamos el fuego a la mitad y hay que dejar que se vayan cocinando, que estén blandas pero sin que se destrocen, moviéndolas con cuidado de vez en cuando.
Mientras tanto, en un bol grande, ponemos los 220 gr. de agua y los 110 gr. de harina de garbanzo, y los mezclamos bien con una varilla. Volvemos a añadir un poco de sal.
Cuando las patatas estén tiernas, las pasamos a un escurridor para quitarles el agua, y de ahí, lo añadimos junto a la harina de garbanzo con el agua. Las mezclamos bien, ponemos un poco de aceite a la sartén a fuego bajo (2 de 6, por ejemplo) y lo echamos todo. Aplanamos un poco por arriba y dejamos que se vaya haciendo.
Conviene utilizar una paleta de plástico para ir separando un poco los bordes (en caso de que se pegaran), y en cuestión de unos minutos, la tortilla debería estar totalmente despegada. Miramos un poco por debajo, hasta que que haya cogido color, en ese punto, le damos la vuelta con un plato o un vuelve tortillas, y repetimos el mismo proceso. Le damos las vueltas necesarias para que se dore por ambas caras pero que no se queme, ¡ojo!, que quedaría muy seca.
Y ya está lista para comer, acompañada de lo que mas os guste: un poco de veganesa, salsa de tomate, etc..