La planta de tratamiento de basuras de Lousame, A Coruña, pasa por momentos serios. Es la planta con más premios nacionales e internacionales por ser la que más recicla de toda España.
Sin embargo, está en peligro su subsistencia. Los nueve ayuntamientos de los que retira la basura no le pagan desde hace meses. En este momento le adeudan 2,7 millones de euros.
Esta planta recibe unas 34.000 toneladas de basura al año, de las que recicla el 50% son residuos orgánicos, que convierte en compost.
Esta importante deuda puede hacer cerrar la fábrica y dejar a los ciento cincuenta empleados en la calle. La alternativa sería la quema indiscriminada de las basuras con la consiguiente contaminación y la no recuperación de envases y de abono orgánico.
La cuestión está clara, para estos ayuntamientos el medio ambiente es lo menos importante y parece que es lo primero que dejan de pagar. Desde la Xunta tampoco dan soluciones, ya saben que poco pueden hacer los que dicen creer en el libre mercado, y está claro que no pagar, lo que no les importa, es parte de esa concepción neoliberal que nos invade.
Lo grave es que en poco tiempo se puede pasar de tener una planta de reciclaje necesaria a tener una incineradora contaminante. Pero, ¿a quién le importa esta agresión medioambiental? Desde luego a las autoridades pertinentes está claro que no.
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