Revista Opinión

Reciclarte: Ser blanco de racismo

Publicado el 09 septiembre 2019 por Carlosgu82

Ser blanco de racismo

En el año 1944 en los Estados Unidos un chofer de autobús asesina de tres disparos a un hombre de raza negra que se negó a sentarse en la parte trasera del vehículo. No estaba prohibido para ese entonces que un negro utilice el transporte público, lo que prohibía el sistema era ser negro y más aún un negro con aires de libertad.
Un jurado de señores blancos declaró al conductor inocente y la secuencia no fue más que parte del inconsciente colectivo humano.
Para ese año los negros no podían votar ni deambular por lugares públicos sin ser desaprobados o linchados. Las escuelas y restaurantes estaban hechos para blancos lo que llevo a generar educación y servicios por y para negros y algunos de los primeros dibujos animados de los hermanos Warner fueron sensurados por el uso de personajes de color adaptándose a la demanda social de entonces.
Para entonces los negros ya tocaban blues y eran campeones mundiales de boxeo pero el sentido común, que tampoco era cosa de negros, mantenía a la raza donde manda dios: cerca del infierno y lejos del paraíso. El negro por ser cosa de mandinga se ha pasado la vida como mano de obra barata desde los mercaderes de siglos pasados hasta los mercaderes actuales, con la diferencia de que siglos atrás eran contrabandeados como botin de guerra y en el siglo veinte fueron rebajados o asesinados visto que la venta de humanos ya no era negocio en los clasificados de los periódicos: a mediados de siglo veinte, en Uruguay, un negro valía 450 patacones, lo mismo que un auto usado.
Negros son los días de mala racha. Negra se pone la cosa cuando algo anda mal.
Negro va a ser el gato que te sentencia a la mala suerte como fue el patito de Hans Christian Anderseen que cambio su vida de negro para convertirse en un cisne blanco y ser aceptado por su pureza. Negro es el color del luto para identificar a la muerte. El color negro fue y será sinónimo de riesgo, amenaza y calvario.
El racismo no entiende de discriminación: Eduardo Galeano, escritor Uruguayo, me lo contó en una tarde de mate amargo: en el año 1997 en al ciudad de San Pablo,Brasil, un automóvil es detenido por un oficial de policía. Dentro del vehículo viajaban tres funcionarios y el secretario de justicia del gobierno de San Pablo. El policia los hizo bajar y durante una hora de espaldas y con las manos en la nuca pregunto una y otra vez de donde habían robado el lujoso auto.
Los tres funcionarios y el secretario eran negros.
El policia, también.


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