Revista Libros
Recomendar una novela: entre la generosidad y el egocentrismo
Publicado el 15 marzo 2013 por Rusta @RustaDevoradoraMe gusta recomendar libros, disfruto cuando alguien me explica sus gustos y yo trato de encontrar la lectura que mejor encaja en su perfil de lector; o cuando, sin necesidad de que me lo pidan, corro a aconsejar una obra que acabo de leer a una persona que pienso que se lo pasará bien con ella. Si me dicen que he acertado, me siento satisfecha, pero para acertar no solo basta con recomendar lo que a mí me parece un buen libro, sino que se debe acertar con algo más: el tipo de lector al que se dirige cada recomendación. No se puede acercar la misma novela a quien lee a Dan Brown que a quien lee a Javier Marías; sin embargo, a veces tengo la sensación de que muchas personas no son conscientes de ello y se limitan a recomendar aquello que les ha entusiasmado sin pensar que el hecho de que les haya gustado no implica que a todo el mundo le ocurra lo mismo. Podríamos bautizarlo como el acto egocéntrico de recomendar una novela.
El tema es mucho más complejo que separar entre libros malos y libros buenos, puesto que ni siquiera los que se consideran de buen nivel son apreciados por todo el público (ya comenté en su momento que lacalidad no siempre está ligada con los gustos personales). A menudo me encuentro con novelas que no me vuelven loca, pero que sé que a otros lectores les podrían gustar mucho. Por eso me da tanto miedo que algunos visitantes se fijen solo en mis listas demejores lecturas anuales, porque es probable que muchos de esos títulos no sean para ellos y, en cambio, algunos que a mí no me han cautivado tanto les gusten más. Por ejemplo, Madame Proust y la cocinakosher es una novela que me encantó; no obstante, tiene características que hacen que sea absolutamente contraindicada para muchos lectores (ritmo lento, estilo descriptivo, intimista…). Por el contrario, Bajo la misma estrella, que a mí me parece una historia bonita, pero manida y con poca sustancia, ha enamorado a mucha gente y entiendo que haya un sector que la disfrute. Cuando escribo una reseña procuro ir más allá de la dicotomía bueno/malo (salvo que hablemos de una obra realmente infumable); me interesa describir la novela con las palabras adecuadas para acercarla a su público potencial. No todo lo bueno es para todos.
Nadie debería olvidar los gustos del receptor cuando hace una recomendación. A mí me han llegado a sugerir novelas eróticas, románticas, fantásticas, de terror, thrillers y un sinfín de géneros que no me interesan en absoluto, por no hablar de cuando me presentan un best-seller o un clásico universal, como si yo, que estoy bastante al día de la actualidad literaria, no hubiera oído hablar de ellos Creo que hay pocas personas que conozcan bien mispreferencias actuales, de ahí que me vea obligada a desechar gran parte de las propuestas que me hacen. Las recomendaciones pueden ser maravillosas cuando nos descubren libros que desconocemos y que de verdad nos pueden gustar, pero cuando se nota tanto que la otra persona se ha limitado a hablarte de una obra con la que ella ha disfrutado mucho, sin pensar en lo que te gusta a ti, lo único que me provocan es indiferencia.
Termino con un llamamiento: lectores que recomendáis libros, no seáis egocéntricos y pensad en los gustos de la otra persona cuando le aconsejéis una lectura; y si no los conocéis, no le recomendéis nada o preguntadle antes cuáles son sus obras favoritas. La recomendación debe ser un acto de generosidad y la mejor forma de que una novela se disfrute al máximo es que caiga en las manos adecuadas; de lo contrario, lo que prometía ser un placer puede ser un desastre, y eso no lo quiere ni el uno ni el otro, ¿verdad?