Si uno no se reconcilia con su pasado, difícilmente podrá vivir el presente, tal como lo siente y vive, como merece… y mucho menos ser feliz! Te cuento una anécdota acerca de ésto. Hace unos días un buen amigo me preguntaba por qué utilizaba mi apellido compuesto, dada mi mala experiencia familiar. Mi nombre es Benavent de Barberá! Es posible que alguien piense en el orígen noble de mi primer apellido, pero no lo es! Si quieres te doy la razón emocional para utilzar mi apellido como es. Mi padre no fue nunca tal, pues nos abandonó cuando yo tenía la edad de mi hija, unos 11 años, si no recuerdo mal. Solo volví a saber de él cuando, por un periódico, me enteré de su fallecimiento, hace ahora unos 3 ó 4 años. Pero sí fue importante en mi vida su padre, mi abuelo paterno (http://es.wikipedia.org/wiki/Pere_Benavent). Con el tiempo descubrí (hace relativamente poco) que soy muy parecido a él y de eso sí me enorgullezco. Mi abuelo fue una buena persona, honesta, además de un buen arquitecto (¿de ahí mi afición al arte y al diseño?) y un magnífico pero discreto artista (pintaba, escribía poesía, etc.), como yo lo hago. Aunque, como seguramente sabes, considero que “agua pasada no mueve molino”, pero tampoco hay que renunciar al patrimonio heredado, sobre todo cuando a uno le beneficia y le ayuda a ser uno mismo! ¿Puede escoger uno a quien parecerse?
Además, también podría completar el argumento emocional con una anécdota histórica y real del apellido. Mi abuelo era el único niño, rodeado -si no recuerdo mal- de 6 hermanas (el pobre…). Quedaron huérfanos de padre y madre muy pronto y fueron acogidos por su padrino, el matrimonio Barberá, de Reus, de donde ellos también eran. Ese matrimonio los crió como sus propios hijos, que por cierto ellos nunca habían tenido. Y, al morir sus padres adoptivos y ante la posibilidad de que se perdiera el apellido (no habían más familiares), mi abuelo decidió añadirlo al suyo, como reconocimiento a su atención y cariño como padres! Desde entonces Benavent de Barberá se hizo nuestro apellido.
Como ves, las cosas a veces no son como parecen… o si lo son? Cada uno de nosotros, impepinablemente, tiene un pasado genético, familiar y experiencial, que lleva consigo. ¿Para siempre? ¿Se puede elegir con qué aspectos positivos quedarte o a quién parecerte? Creo sinceramente que uno de los objetivos de la vida es aprender a llegar a ser libre y convertirte en real protagonista de tu vida! Y eso pasa por aprender a desprenderte de los condicionamientos heredados, propios y ajenos, y de esas circunstancias exteriores que te lo impiden! Cada uno de nostros, día a día, toma decisiones aparentemente irrelevantes que le llevan a manejar su vida. Si los condicionamientos y las circunstancias externas mandan sobre esas decisiones, uno va dando tumbos y, lo que es peor, deja de ser él mismo y de dirigirse hacia su destino en la vida! Y eso lo hemos hecho todos, aunque con el coste de infelicidad e insatisfacción que le corresponde!
A medida que uno madura y aprende, va dándose cuenta del error de resignarse a los hechos y personas que le han tocado en suerte! Y lo ve -y lo siente- como una traición a sí mismo y a lo que realmente merece! Si uno supiera oírse a sí mismo por dentro y se obedeciera, muchas de las cosas que hacemos habitualmente nos las haríamos! Pero eso exije atención y coraje! Cuando uno se acerca a sí mismo, uno se siente feliz de lograrlo y se rodea de personas que hacen lo mismo, señales evidentes de que uno va por buen camino. Si, en cambio, uno se aleja y actúa según las circunstancias y los demás, sigue traicionándose a sí mismo y atrae a personas que malbaratan también su propia vida! ¿Mal de muchos, consuelo de tontos? Y la vida nos da oportunidades continuamente para enderezar el camino y optar -con libertad- por acercarnos a lo que nos hace felices o bien, a lo que nos arruina -una vez más- la vida, alejándonos de nosotros mismos. Ni que decir tiene que el miedo a cambiar y al fracaso juega su decisivo papel en todo esto!
Cuando uno se escucha a sí mismo (al corazón, no a la mente tóxica y condicionada por lo externo y los demás, el entorno), ha aprendido la lección del coste por no hacerlo así y tiene la valentía de apostar por la vida que merece, sus decisiones y, por tanto, su vida va cambiando, así como las personas que aparecen en ella. Es entonces cuando empieza a sentirse bien consigo mismo, le procura la paz interior que siempre había anhelado y empieza a ser el protagonista de su destino! Atrás deja su horóscopo, su herencia familiar e incluso su apellido (aunque yo, con orgullo, utilice el mío entero), su pasado mal vivido, su caracter forjado a golpes y desilusiones… y emprende un nuevo camino para ser él mismo! Y solo se queda con lo útil y aprendido de todo ello, que le ayuda a ser más él, con lo aprendido!
Si no lo hace así, simplemente huye -por la ley del péndulo- de lo mal vivido y de los malos ejemplos de las personas que encontró e interfirieron en su vida. Da igual que sea su padre o madre, o esos amigos o compañeros de andanzas que le impusieron un rol que no era el suyo y que le apartaron de su propósito personal en la vida! Como dice el Tao, hay que deshacerse de lo accesorio y superficial -por no decir tóxico- de la vida de uno mismo, para amarrarse a lo esencial de cada uno. Y detras de ello, está la felicidad de ser uno mismo, sólo, vulnerable y frágil ante los acontecimientos y la vida! Solo aceptando con valor ese nuevo equipaje uno es capaz de emprender el camino correcto hacia sí mismo y es capaz de compartirlo por amor y ya sin miedo! Solo queda confiar en uno mismo y en la vida, que nos da las mismas oportunidades para ser feliz, que para seguir no siéndolo y seguir sufriendo indefinidamente por ello!
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