Revista Psicología

Reconectando

Por Rms @roxymusic8

Hace un par de días, tras un día largo y terminar con una formación online, miré el móvil y tenía una invitación a un grupo de WhatsApp. Me lo enviaba una persona que me sonaba familiar. Amplié su foto y... ¡era de mi clase! Del colegio de toda la vida en el que pasé 14 años. El grupo, cómo no, era de los compañeros de clase que habíamos coincidido durante esos años. ¡Qué ilusión me hizo! De repente me vino un torrente de recuerdos, de anécdotas, de querer saber más, de ver las caras de mis compis y amigos, de conectar con aquella época de nuevo. Entonces, empecé a intervenir, los demás a darme la bienvenida e intercambiar sorpresas... Me fui a dormir con una sonrisa en la cara. ¿Cómo puede ser que estuviéramos tan a gusto habiendo pasado ya dieciocho años de aquello? Era como volver a estar juntos en la clase o en el patio. Aunque salvando las distancias por lo digital, pero ¿no es asombroso? Me parecía que no había miedo ni caretas. ¡Y eso que sólo fue media hora de intercambiar saludos! Esas buenas sensaciones me dieron mucha esperanza y ganas de poder quedar cara a cara para compartir la vida de nuevo, aunque sean vidas muy diferentes. Esto ya sucedía antes.

Estamos barajando una quedada próximamente. ¡Imaginaos el impacto que puede ser eso! Sólo de pensarlo me acuerdo del reencuentro de OT. El tiempo pasa para todos, no vamos a ser menos. ¡Es fuerte! Son muchas cosas vividas en esas cuatro paredes. Estos días hemos rescatado algunas fotos del baúl de los recuerdos y ha provocado risas, gratas sorpresas y anhelo de más. Cómo me gustaría poder sentarnos todos, sacar fotos para comentarlas tranquilamente y recordar anécdotas juntos. Esos momentos pienso que unen mucho y se crea un ambiente acogedor, tierno y lleno de mucha añoranza por transportarnos, por un momento, a los años noventa. Muchas veces me he sorprendido pensando en ciertos recuerdos o personas que conocí allí. Hay momentos en los que la vida actual te hace rebobinar y ponerte frente a tu pasado. No en plan dramático, pero sí con cierto aire de conocerte o ver por dónde iban los tiros con respecto a algún tema. Quizá con ellos, mis compis, pueda completar la escena o enriquecer esos recuerdos.

Y es que... nos hemos hecho adultos. Esto me lleva a contemplar la escena de reencontrarnos con mucha más paz. Cuando somos adultos ya hemos dejado atrás ciertos comportamientos que no hacían bien a la clase ni al compañerismo entre nosotros. Aquellas pequeñas, jóvenes e inocentes personas hemos crecido con el paso de los años. Ese qué habrá sido de... se ha puesto delante de mis ojos de pronto y tengo intriga y deseos de saber de cada una de ellas. Ya han ido soltando alguna información de su vida actual y desconozco si podremos aguantar el tipo hasta poder vernos en persona. De momento hay ganas por parte de todos y cada día se une alguno más al grupo, se envía alguna que otra foto y saca la sonrisa a cualquiera. ¿Habéis tenido una experiencia parecida? Es raro. Es como de película o de libro. Reconectar con una parte pasada, no muerta, pero apagada que ahora recobra vida y pone luz en el presente. Lo pensaba estos días de toma de contacto con mis compis: han llegado en el mejor momento. Hace poco también pensaba en lo entrañable que resulta reunirse con esas personas con las que has vivido tantas y tantas historias, compartido luchas, y empezáis a recordar juntos batallitas, anécdotas, meteduras de pata, aventuras y rebeldías. Cuando se convive, cuando se comparte la vida, estos momentos son oro. Solos no tendrían sentido, ¿con quién podrías recordar?

Es curioso, al final me sorprendo pensando en que quiero a estas personas, mis compis de clase. Son parte de mi historia de vida. Al menos, de mis primeros años de vida... ¡quizá los más importantes! Quién sabe, pero sí que marcan. No puedo negar que estuvieron, no puedo mirar hacia otro lado, no puedo eliminar esos años de mi memoria vital, no puedo esquivar sus personas ahora. ¡Son todas bienvenidas! Y así está mi corazón: anhelante de acoger sus vidas, y espero que ellos la mía. No sé cuánto durará este reconectar ni si se diluirá con el tiempo, pero lo que sí sé es que de momento quiero adentrarme en esta puerta del pasado que se me ha abierto, sin buscarla, en el horizonte. Ya estamos pensando en ir de tour por el colegio recordando viejos tiempos y, también, para saludar a nuestros profesores pues sabemos que muchos siguen por allí. ¿Estaremos preparados para tal impacto emocional? No hay expectativas, sino ilusión por volver a vernos y esto solo me habla de disfrutar del momento presente.


Volver a la Portada de Logo Paperblog