Hoy quizás te sientes especialmente cansado, raro y, sin causa aparente, estás algo triste o disgustado! Bueno, perdón, sí tienes hoy razones para sentirte así: esa persona que aprecias no te ha saludado como esperabas, en tu trabajo se han vuelto locos y todo es para “ayer”, el café de primera hora se ha derramado por tu cocina, está lloviendo y debes moverte por tu ciudad, miras desesperadamente tu bandeja de entrada de e-mail y nadie se acuerda de ti, esperas un “te quiero” de quien amas y que no nunca llega, te llama un cliente diciéndote que anula un pedido, alguien de tu familia te llama para reprocharte algo pasado, te cuesta reconciliar el sueño, entras en Facebook para buscar algo de afecto y nadie acude en tu auxilio… sí, razones mentales tal vez hay muchas para sentirte así! ¿Te suena todo esto? ¿No será porque tu inquietud interior se proyecta hacia el exterior, lo que te rodea? ¿O es que todo lo que miras, lo ves según te sientes?
Todos tenemos días así, odiosos! Al fin y al cabo, somos humanos y de vez en cuando tenemos el derecho a sentirnos mal o abatidos, es verdad! Pero, más allá de las razones “razonables” que haya en ese día, es importante buscar y reconocer por qué te sientes hoy así, de buenas a primeras! ¿Los síntomas? Irascibilidad, mal humor, ansiedad, pena o tristeza… todo un compendio de emociones adversas que te anuncian que hoy hay una conjura cósmica en contra tuyo! Pero tras esas emociones, ese mal genio o ese desánimo, seguramente están las verdaderas causas! Y causas aparentes pueden ser tan variadas como quieras, pero sin duda la única y principal, sin duda, es el miedo! Miedo o, lo que es lo mismo, dolor, sufrimiento, inquietud, nerviosismo, impaciencia, falta de confianza en ti, en los demás o en la vida!
Pero hazme un favor, incluso si has robado alguna vez, no te creas ladrón, no lo eres! Demasiadas veces incorporamos nuestras reacciones fundamentadas en el miedo -ya sea temor, mal genio, agresividad, tristeza, etc.- a nuestro “yo”… y eso hace que asumamos todo eso como propio y, lo que es peor, lo hace crónico en nuestra vida! Es más, no te extrañe que, con todo eso a cuestas, incluso no creas merecer demasiado de tu vida, tal y como eres! Pero, recuerda, todos podemos estar tristes o contentos, felices o infelices, en cada momento de nuestra vida y en cada segundo de nuestro día! No evites el sentimiento, es lo que hay, aunque varía cada minuto! Pero no camufles lo que sientes, míralo de cara y descubre por qué te sientes así y ahora! Por un momento, olvídate de los demás y concéntrate en ti mism@ ahora, en tu corazón… y aparca la mente! Solo así vivirás el momento que vives y te darás cuenta de que eres libre (del pasado pasado y del futuro improbable) para sentir en cada momento lo que quieres y más te beneficia a ti y ahora mismo! Solo necesitas un poco de voluntad de ser libre… y otro poco de entrenamiento!
Personalmente, creo que lo que me hace firme y fuerte a la vez ante las dificultades es mi cualidad de sentir lo que siento, identificarlo y aceptarlo rápidamente! Luego, tal vez no sabré de inmediato aplicarlo fuera, en este mundo loco en que lo aparente prima más que lo esencial, donde el miedo campea a sus anchas y donde el de enfrente parece esperar algo de mi, aunque no siempre lo pida ni lo exprese con palabras! Esa fortaleza no me exime de malos momentos, ni de malentendidos, ni de sentimientos anclados en el pasado o en el futuro, pero que obstaculizan el presente! Pero tengo claro que si me resisto a esos sentimientos o me pierdo en las razones y coartadas para sentirlos, estoy privándome de la verdad y del ahora, que es todo lo que hoy tengo y ofrezco a mí mismo… y a los demás! Dar todo lo que uno en verdad es y será, siente y sentirá, siempre y en cada momento, es la máxima entrega posible… y seguramente tiene algo que ver con el amor verdadero que todos deseamos desde siempre compartir! Al final, se trata de no juzgarnos a nosotros mismos y preguntarte continuamente si te enamorarías de tí mismo y de lo que en cada minuto sientes…
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