Revista Espiritualidad

Reconociendo el amor de Cristo para ser un verdadero adorador

Por Marmebe
Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios. Efesios 3:14-19
Reconociendo el amor de Cristo para ser un verdadero adorador Cuando seamos llenos de la plenitud de Dios, es porque hemos reconocido y entendido el amor de Cristo y el plan de Dios para nuestra salvación; inspirado por el Espíritu Santo de Dios en las Escrituras; es así como podemos llegar a ser esos verdaderos adoradores que el Padre busca que le adoren, porque es a partir de un corazón dispuesto y quebrantado por ese amor, que puede de verdad ser adorado, de tal manera que las palabras llenas de alabanza y de rendición salen de ese corazón lleno de ese amor que el Espíritu Santo a desbordado en el corazón, no solo un día sino cada día de la vida, sea la situación que se viva; de otra manera, solo son palabras, y cargadas de emociones, que muchas veces y conforme a las circunstancias, hay días en que se da todo reconocimiento a Dios y otros días que hay tanto desánimo que solo hay reclamo a Dios por la situación que se vive.Ruego a Dios, que con la ayuda de su Santo Espíritu podamos meditar cada día en las Sagradas Escrituras y rendir nuestro corazón, reconociendo ese amor de Jesucristo, quien se dio por nosotros para redimirnos de todo pecado.  Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador,   él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo,   el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.  Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna. Tito 3:4-7  Bendiciones  

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