Reconocimiento facial masivo.

EL ROSTRO ES EL ESPEJO DEL ALMA Y LOS OJOS, SUS DELATORES de Cicerón

No solo nos vigilan, sino que nos reconocen sin nosotros quererlo. Nuestras fotos están en los perfiles de muchas redes sociales. Las hicimos públicas sin reparar en que pueden ser usadas en nuestra contra. Nuestro rostro sirve tanto para desbloquear el móvil como para abrir las puertas de nuestra viviendas. El reconocimiento facial es un hecho, y las corporaciones mercantiles están invirtiendo millones en su desarrollo.

Esta tecnología consiste en la confección de aplicaciones informáticas capaces de identificar y verificar la imagen de una persona. Para ello, recoge los datos biométricos de la cara y de la expresión facial. La comparativa y verificación las realizan patrones matemáticos sobre una imagen digital de la cara de la persona analizada. Sus aplicaciones prácticas son enormes, ya que pueden ser usadas para control de aeropuertos, como métodos de pago, acceso a aplicaciones informáticas o para autentificación de personas.

Estos sistemas de control pueden suponer una violación de los derechos de privacidad cuando son usados para vigilancia utilizando como comparativa las imágenes digitales de nuestros perfiles en las redes sociales. Esta tecnología es capaz de encontrarnos entre miles de personas a partir de nuestra foto en Instagram o Facebook. Por eso debe de ser controlada y su uso regulador, ya que puede atentar contra el derecho a la privacidad y el de libertad de expresión y de reunión pacífica. De hecho, Amnistía Internacional ha lanzado una campaña global pidiendo la "prohibición de los sistemas de reconocimiento facial como forma de vigilancia masiva".