La reconstrucción mamaria tras un cáncer de mama es muy habitual para una mejora estética. El Dr. Luis Landín nos explica cómo se realiza mediante microcirugía.
Los avances en las pruebas de “screening” o de despistaje del cáncer de mama cada vez son más frecuentes, y las mujeres han entendido la necesidad de autoexplorarse y de acudir a su ginecólogo para realizar seguimientos rutinarios y pruebas exploratorias que permitan diagnosticar lesiones malignas a tiempo.
El cáncer de mama, por tanto, se puede detectar cada vez con más frecuencia en estadíos más precoces, logrando una mejor supervivencia de las pacientes y una menor secuela tras el tratamiento.
Uno de los avances más importantes en la reconstrucción mamaria tras el tratamiento del cáncer ha consistido en el desarrollo de las técnicas de microcirugía. El desarrollo técnico de los microscopios y el instrumental de microcirugía, unido al entrenamiento intensivo de los cirujanos permite la reconstrucción mamaria con tejidos propios con un éxito mayor del 90% de los casos.
Reconstrucción con microcirugía.
Reconstrucción mamaria con microcirugía
La gran ventaja de las técnica de microcirugía consiste en la utilización de los tejidos propios para realizar la reconstrucción mamaria. El tejido más frecuentemente utilizado es el abdomen, y consiste en la grasa y la piel, consiguiendo la reconstrucción más realista, duradera y parecida a una mama normal.
Se trata de una intervención más larga que otros tipos de reconstrucción, pero consigue la mejor simetría, sin alterar además futuras pruebas exploratorias. Como beneficio secundario añadido, la paciente se somete a una eliminación de grasa del abdomen parecida a una abdominoplastia estética.
Una vez terminada la cicatrización se puede realizar fácilmente y como pequeña intervención complementaria bajo anestesia local la reconstrucción del pezón y el tatuaje de la areola, consiguiendo así una reconstrucción mamaria definitiva de por vida.
Por el contrario, la reconstrucción mamaria con prótesis o implantes requiere la vigilancia de los implantes, ya que no duran para toda la vida. Los implantes son una buena solución en pacientes que no reciban radioterapia y que no quieran someterse a intervenciones largas, pero pueden requerir intervenciones futuras y necesitan del control ecográfico anual desde el quinto año de la reconstrucción.