Este pasado fin de semana he estado en Madrid con mi familia, todos los años por estas fechas nos gusta hacer un viaje. Y la capital de España es un magnífico destino para ir con un peque de 8 años, por lo que hemos aprovechado para que nuestro hijo conozca una parte del Madrid de los Austrias, además del Museo del Prado y alrededores.
Madrid es una ciudad que me encanta, en la que siempre uno es bien recibido y en la que en cada visita descubres algo nuevo. Para mí siempre ha sido un ejemplo de gran ciudad, pero sobre todo de ciudad limpia y cuidada. Algo que no puedo decir tras el viaje de este fin de semana.
Como había oído críticas a la limpieza de Madrid, esta vez me he fijado más en el estado de sus calles y también en la presencia de personal del servicio de limpieza. Y he de decir que en esta visita no he visto personal de limpieza alguno, y no recuerdo algo así en mis numerosos viajes. Algo que he podido constatar con personas que viven en la capital.
Y eso que esta vez solo me he movido por el centro, por lo que no quiero imaginar cómo estarán otras zonas. Es verdad que no es algo exagerado, que la basura no está amontonada por sus calles, pero si que es cierto que al no estar acostumbrado a esta imagen, la suciedad llama mucho más la atención. Porque eso no es lo que esperas de Madrid, de Madrid uno espera todo lo contrario.
Y es una pena, porque como esta situación vaya a más, el dicho “allá donde fueres haz los que vieres”, se hará presente con todo su significado y la gente empezará a ensuciar más sus calles, pensando eso de “bueno, por un papel más…”.
Siempre que llego a Madrid digo “Madrid, qué bonita eres”, y lo seguiré diciendo, aunque te tengan algo sucia y descuidada…
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