Aunque en Desde el Caballo de las Tendillas no hablamos de política internacional, lo que está ocurriendo entre Israel y Palestina trasciende la política internacional y podría ser considerado hasta como una cuestión de política interna, dado que casi todo el mundo se posiciona a favor de unos u otros. Yo ya lo he dicho en muchas ocasiones, estoy con Israel y al lado de su democracia.
Y lo estoy por eso mismo, porque Israel es una democracia occidental; ya lo dije en un artículo de septiembre de 2012 titulado "por la defensa de nuestro estilo de vida". Israel es la puerta de las democracias occidentales y se ve atacada por un grupo terrorista como Hamás, al frente de la Autoridad Nacional Palestina en la Franja de Gaza, unido a un grupo de estados dictatoriales que profesan un odio a todo lo que huela a judío y occidental.
Y se ha de recordar que este nuevo capítulo del conflicto tuvo su origen en el secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes menores de edad israelíes por parte del grupo terrorista Hamás. Algo que la mayoría de medios de comunicación obvian en sus informaciones.
Y si Israel en sus acciones de defensa ha matado a cuatro menores que jugaban en una playa, un hecho lamentable, también lo está investigando y, a buen seguro, los responsables serán juzgados, porque Israel es una democracia con todas las letras y en ese país se cumplen las leyes.
Por eso me sorprende que ayer en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, exigiera formalmente a Israel la “máxima contención”, ¿y a Hamás qué se le ha de exigir?, ¿de esos no se habla? Sólo me queda desear que se solucione pronto este conflicto y que tanto unos como otros puedan vivir en paz y libertad. Pero es algo muy complicado, porque es la lucha de la democracia, de la Ley, frente al terror. Y yo siempre estaré con la democracia.
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