Revista Viajes

Recorre la ruta del Conde Drácula por Rumanía

Por Viajeros

 

El mito del Conde Drácula atrae año tras año a miles de turistas a Rumanía, aquí te dejamos unas claves para recorrer esta ruta.

La ruta de Drácula podría iniciarse en Sighisoara, ciudad valaca que conserva todo su encanto medieval y declarada patrimonio de la humanidad. A la ciudad alta o ciudadela se accede a través de escaleras o callejas empinadas, y de puertas abiertas en murallas y torres, como la soberbia Torre del Reloj.

Sighisoara 460x345 Recorre la ruta del Conde Drácula

A escasos metros de ésta, una casa que funciona como taberna y restaurante es el lugar más visitado: allí vivía el abuelo del Vlad Tepes, y es donde se supone que nació éste; unos frescos conservados en una de las salas enseñan el supuesto retrato de Vlad. Al margen del personaje, Sighisoara es una de las ciudades más pintorescas y gratas del país.

Según la novela, Jonatham Harker, el protagonista, se alojó en Bistrita, al norte de Sighisoara, en un hotel llamado La Corona de Oro. El hotel nunca existió, pero ante la demanda de los turistas, las autoridades construyeron uno con ese nombre. Bistrita es una ciudad tranquila, casi pueblerina, y de allí parte la carretera que conduce al Paso del Borgo. Es en ese lugar donde, según el relato, se encontraba el castillo de Drácula, y donde Jonatham se entrevistó con él.

El castillo de Drácula

Tampoco existió nunca allí un castillo, pero cediendo de nuevo al morbo literario, las autoridades construyeron en 1977 un hotel llamado ‘Castillo de Drácula’, donde los huéspedes saben de antemano que la habitación incluye, además del desayuno, algún susto de feria. El Paso del Borgo, sin embargo, nada tiene de tenebroso: es un paisaje alpino tan risueño que encaja mejor en las aventuras de Heidi que en historias de vampiros.

Muchos otros lugares tratan también de aprovechar el mito; aquellos por los que pasó Vlad, aunque fuera efímeramente. Uno de ellos es el castillo de Bran. Vlad apenas lo pisó, al regreso de Brasov (donde, por cierto, empaló a sus notables, por no prestarle la ayuda esperada). Y aunque el castillo era una fortaleza medieval, en 1920 fue restaurado al estilo de chalet de sierra, para alojar a la familia real rumana. El caso es que se ha convertido en epicentro del mito Drácula, con una verbena, a sus pies, de reclamos y souvenirs.

 


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