Las cuestiones filosóficas tienen tanto éxito en un blog como hablar de la reproducción del guanamino real en el sudeste asiático. Lo sé, pero hoy me apetece hablar un poco de este tema y toca aguantar, no queda otra.
Cuantas veces has escuchado de boca de tus padres que tienes que aprovechar el tiempo? Que la vida se vive una sola vez, que la juventud nunca vuelve y que siempre te arrepentirás el día de mañana de las cosas que hiciste mal. El problema es que esas frases rebotan en el escudo que la adolescencia crea en torno a tu conciencia. Ni entiendes bien de qué están hablando ni te interesa lo más mínimo.
Pero cuando llegas a los 40 años la crisis existencial hace de las suyas (ojo, yo estoy lejos todavía, pero ya la huelo). Es el momento en que te planteas qué vida tienes, cómo es tu ritmo de vida (a nivel económico, relaciones sociales, éxito profesional…). Y claro, llega el día en que te miras al espejo, ves que la alopecia galopante ya ha conquistado tu cabeza, que el tamaño de tu barriga a veces consigue que no puedas verte la pistola a la hora de miccionar, que ya ninguna chica te mira en el metro… Entonces se te viene todo a bajo.
Algunos se compran un coche nuevo para combatir esa sensación de fracaso, otros se buscan una aventura amorosa con alguien más joven para que le haga sentirse “más hombre”. Pero es cuestión de tiempo, todos acabarán en la misma situación al poco tiempo: crisis vital.
Y sabes lo peor? Que esa crisis está siempre justificada, sobre todo cuando eres consciente de que no podrás volver a vivir los años vividos. No hay una opción de rebobinar y comenzar de nuevo. Ya tuviste 18 años, los gastaste como quisiste (unos encerrados estudiando, otros hasta el culo de droga) y ahora con 40, haciendo balance, piensas que has desperdiciado tu vida.
Te comparas con otros amigos y es todavía peor. Alguno (los pocos) tienen su propio negocio, tienen éxito empresarial, crean puestos de trabajo, tienen una casa el doble de grande (y cara) que la tuya, su coche vale el doble que el tuyo, tiene más hijos que tú y además (asqueroso) se conserva más joven que tú.
Y ya ni te cuento cuando te comparas con algún famoso de tu misma edad, que vive rodeado de lujo y éxito.
Y si toda esta frustración te atosiga a los 40 años, imagínate cuando tengas 70 años y veas ya la tumba como algo muy próximo. Entiendo que la madre naturaleza hace que perdamos la cabeza para evitar una oleada de suicidios colectivos de ancianos asqueados por la mierda vida que les ha tocado vivir.
Qué conclusión se puede sacar de toda esta divagación? Pues que si tienes hijos intenta enseñarles que sean lo que ellos quieran el día de mañana, que no piensen en cuanto dinero tendrán a los 40 años ni en crearse un gran porvenir. A sus 40 años, cuando miren hacia atrás, igualmente les parecerá lamentable todo lo que han hecho y les aparecerán las frustraciones (como a ti) por no haber realizado lo que tanto le hubiera gustado hacer.
En definitiva, es mejor lamentarse de las cosas que hiciste que de las cosas que dejaste de hacer.
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