Revista Sociedad

Recuerdo de una tarde.

Publicado el 17 junio 2010 por Galuschka
Llenábamos nuestros cuencos de palabras nuevas,
Las palabras a su vez, venían con un peso mayor
Que apenas podíamos sostener.
La ventana que miraba al este,
Nos permitía ver luces de varios colores,
Verdes, azules, rojos.
Luces que entablaban conversaciones a la par,
Que mientras discutíamos los sueños y las quimeras
Ellas discutían en otro idioma y aun mas alto, su plan de vuelo
En las copas de los árboles.
La mesa puesta, periódicos y noticias viejas de mantel,
Pimienta en la salsa.
Se nos revuelven las ganas de ir al otro lado del mundo
Mientras la tarde pasa, curiosamente revuelta también.
Nos sometíamos entonces a las risas y los recuerdos,
En la pared vivía una señora que escuchaba ansiosa y demandaba mas historias,
Nosotros las plasmábamos en la mesa,
Donde al mismo tiempo yacían muertas las páginas,
Contenidas de tanta miseria y dolor.
Las guerras, los asesinatos, el presidente y el pueblo.
El vino tinto en una mano,
Mientras en la otra sostienes tu paz y valentía.
El tiempo te ha enseñado a mirar con amor
Te ha enseñado que el pobre también es importante.
Te reflejas en los niños y has comprendido su bondad
Lo que te hace llena de sabiduría y tolerancia.
Y yo, que en una mano sostengo el vicio…
Un cáncer en forma segura y camuflada.
En la otra mano atrapo, sin que te des cuenta,
El presentimiento de que la vida solo me dará ese momento,
Un solo momento para aprender de ti esas justas palabras.
Hoy las luces siguen hablando entre ellas, solo que yo no las escucho.
Sigo usando pimienta en la salsa, pero no es lo mismo sin el revoltijo
De sangre, guerra y pueblo.
La señora de la pared a veces me mira,
Un poco triste de ya no escuchar historias y las risas del entonces.
Hago de vez en cuando malabares con el vino, tu sabiduría, la paz,
El vicio, el tiempo y la nostalgia.
Pero sobre todo, sostengo otro presentimiento,
Uno que me dice que ese no fue el único momento,
Que volveré a ver los ojos cargados de sueños y de niños,
De palabras nuevas otra vez,
De mil ventanas que miran al este.

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