Recuerdos

Recordaré este verano como aquel tiempo hermoso que mis hijos descubrieron otro pedacito de mundo. El mar inmeso ante sus pequeños ojitos llenos de grandes ilusiones.
Tocar la arena con sus manitas, descubrir que una ola se va pero al punto vuelve para refrescar sus pies rechonchos. Un tiempo en el que un barco de juguete se convirtió en el cofre del tesoro. Un tesoro formado por conchas y piedras de infinitas formas y tamaños.
Ayudados por su abuela, su guía en la búsqueda de joyas sin precio, recogían de la arena pequeños objetos que despertaban su ilusión.
Aún recuerdo mis propios tesoros que regalaba a mi abuelita cuando terminaba el verano. Parecía que siempre sería pequeña, pero el tiempo, tramposo, engaña a nuestros corazones. Por eso no quiero olvidar este verano. Un tiempo en que mis pequeños despertaron a las pequeñas y bonitas cosas del mundo. ¡Mía mammma! Una concha puesta en mi mano. Una mirada de profunda felicidad e inocencia. El mejor regalo para una niña que la vida convirtió en madre.