1. Cuando publiqué esta novela, diez años atrás, Carlos, un conocido de mi ciudad, leyó el libro y, dado que le entusiasma el cine, hizo una lista con las películas que yo citaba en el texto y me la regaló. Supuse que algún día el documento iba a servirme de algo y lo guardé.
2. Dada mi pasión por los carteles de cine (evidente si uno se atiene a mis actualizaciones diarias en este blog), he querido que esa vieja lista me sirva para completar visualmente la novela en esta bitácora, aprovechando la reedición que hizo Baile del Sol el año pasado. A partir de mañana iré colgando, varias veces a la semana, los carteles de las películas que cito en Recuerdos de un cine de barrio. En la nueva versión añadí algunos títulos y tampoco faltarán aquí. Digamos que servirá de apéndice al libro.
3. No ha sido tarea fácil recopilar las reproducciones de los afiches. Todos los carteles y guías de las películas citadas (y de muchas otras: cientos; era una colección única) quedaron atrás, en el pasado, en casa de mi padre. Así que no puedo escanearlas. Mi propósito inicial era colgar los modelos de carteles que vi en los cines de mi infancia, siempre atravesados con chinchetas. Esos mismos pósters que decoraron las paredes de mis cuartos en la infancia, en la adolescencia y en los primeros años de la juventud.
4. Como cualquiera sabe, de cada largometraje sacan varios modelos publicitarios. En los 70 y en los 80 era muy frecuente (más que ahora) encargar el dibujo o la composición a artesanos españoles para crear afiches propios. Viéndolos ahora, tengo claro que a menudo los pósters made in Spain eran peores, pero tenían más encanto. El encanto de las salas de barrio. Otros sólo eran una copia fiel con el título en castellano. En un alto porcentaje de casos he recuperado gracias a Google las reproducciones que recuerdo. No significa que fueran los más famosos. Un ejemplo: existen varios carteles de El sueño eterno, Ciudadano Kane o Sólo ante el peligro, pero yo pondré aquí los que tuve en la infancia (porque a menudo esas películas llegaban de reestreno o reposición y, por tanto, creaban nuevos diseños para las mismas). Cada afiche llevará algún comentario: si vi o no la película, o si no he conseguido el cartel original. Faltan en la nómina dos o tres títulos que no ha habido manera de encontrar: los de un porno blando titulado 69 posiciones y de El samurai del diablo, una macarrada de espadachines orientales y saltos imposibles. Con todo esto pretendo que nos divirtamos un poco. Y le doy un enfoque visual a la novela. Y, de esta manera, quien no conozca muchos de los filmes citados y haya leído el libro, tiene la oportunidad de ampliar horizontes. La mayoría de los carteles los he conseguido en Alpacine, Impawards y Moviegoods; lo que veréis será gracias a su labor de recopilación. [Fotos: de arriba abajo, delante del Cine Pompeya, cerrado; mi prima y yo, ante las puertas de ese edificio, en sus tiempos de gloria; junto a mis hermanos, jugando cerca del Duero y de la carpintería de mi abuelo; y una imagen del Pompeya, años después de ser vendido y chapado]