Cinco de enero del dos mil dieciséis
Amaneció con una intensa lluvia. Los ventanales de la casa están empañados por el calor que generamos y por el delicioso desayuno que nos espera en el comedor. Ahora me siento un poco mejor, pues puedo movilizarme sin trastabillarme por toda la casa. Automáticamente después de asearnos con agua tibia, todos nos arropamos por el frío que impera por tal lugar. Salimos a la calle justo cuando la lluvia termina y con un gran suspiro, nos fuimos a misa pues nuestro deber es. Ayudamos en lo que pudimos al Sacerdote y los monaguillos dentro de la realización de la Santa Misa. Cantando alegremente en misa con familiares. Luego de ello, comienza los bailes costumbristas al pie del atrio. Bombardas son detonadas innumerables veces. Todo el día estuvimos en el centro de pueblo para deleitarnos con las numerosas participaciones costumbristas. De regreso a casa, todas nuestras cosas lo había movido mi querida abuela Lucía. Ella quería que nos sintiéramos cómodos, así que empezó a mover las camas para estar todos juntos y compartir toda la noche de nuestras experiencias y algunos cuentos. Que felicidad, dirían algunos. Pero es todo lo contrario porque a mí me toco dormir en el suelo con algunas pieles de animales para abrigarme. Al parecer no se habían acordado de mí al acomodar las cosas. Suelo de madera…
Seis de enero del dos mil dieciséis
Aún siento el dolor en la espalda por el regalito que me dieron. Pediré algunas cobijas y más piel de carnero para la noche fría. Nuevamente participamos muy temprano de la Santa Misa, como principal deber cristiano. Animamos a otros jóvenes a cantar en el coro parroquial. El padre se llama Santiago. Hoy es el día central de esta festividad. Todo el mundo se ha vestido de blanco. la gente recita por la calle: ¡Feliz Pascua! ¡Feliz Pascua! Hay ponche por doquier junto con panetones y muchos recuerdos que son ofrecidos de manera gratuita. Nos quedamos hasta tarde con el baile general y la gran algarabía. Tuvimos que entrar de puntillas a casa, pues los demás estabas descansando…