Se ha inaugurado el verano hace unos días, y casi todos estamos deseando hacer una maleta y comenzar a disfrutar del merecido descanso, las vacaciones. Sin embargo, cada familia es un mundo, y en cada hogar se planifican de forma diferente, aunque la esencia suele ser la misma: distracción, diversión, y descanso (DDD).La manera de conjugarlo ya es otra cosa.
Hoy nos planteamos qué es lo que convierte unas vacaciones en un momento inolvidable, para ello recordamos vacaciones pasadas...
Nuestros Recuerdos de Vacaciones
Mis recuerdos de las vacaciones siempre son en el pueblo, y no porque nos pasáramos allí veranos enteros, pero lo primero que me viene a la memoria son esos días allí. Las casas de los abuelos, los juegos con los primos en el patio, en la piscina montable, en la plaza,...
Y por supuesto los días en la playa con mis padres y mis hermanos. Esos viajes en los que nos echábamos encima maletas, sombrilla, colchoneta, equipo completo de picnic para parar por el camino... No sé cómo podía ir el coche hasta arriba con nosotros 3 detrás sin parar de cotorrear, jugar y discutir, sin aire acondicionado, y con el maletero a punto de explotar... Ahora sería impensable: sin sillas de seguridad, con bultos a los pies, sin cinturones atrás... ¡Y lo que aguantaban mis padres por el camino! ¡Qué largas se les harían aquellas horas! Menos mal que después compensaba el viajecito con ese olor a mar que llegaba al abrir la ventana nada más vislumbrar la costa, el apartamento que abríamos de par en par al llegar y comprobar que se veía el mar por la ventana... La mayoría de las veces también nos juntábamos allí con nuestros tíos y primos. Así que los días en la playa eran un cúmulo de saltos en las olas, entierros en la arena, inevitables peleas, paseos en barca, aguadillas y carreras en la piscina... Y cada noche, recorrernos el paseo marítimo de punta a punta.
En fin... supongo que pronto nos tocará a nosotros organizar esos viajes, que serán diferentes, claro, pero con lo esencial que siempre tuvimos. Lo que más recuerdo de las vacaciones es estar con mi familia. Y así me gustaría que fuera para mí hijo.
Pues yo al pensar en vacaciones de verano lo primero que se me viene a la mente son mis veranos en Cedillo, los recuerdos con mucha ilusión, horas y horas en la piscina, íbamos todas las mañanas y las tardes, siempre que hubiéramos terminado de hacer la digestión (norma indispensable de mi madre jejejej) Reconozco que con mi hijo me salto esa norma muchas veces, y hago mal, pero me daba tanta rabia esperar esas eternas dos horas....Que soy incapaz de hacerlo con él.
También recuerdo las noches que íbamos a bañarnos, que aunque hiciera frío, el agua estaba calentita...
La pandilla de Cedillo éramos un grupo, alrededor 30 niños, de casi todas las edades, que nos juntábamos con los que venían de fuera y pasábamos días enteros disfrutando. Juntos crecimos, y a día de hoy guardo una buena relación con ellos a pesar de la distancia...Al vivir en un pueblo muy pequeño teníamos mucha libertad. Me encantaban las fiestas de agosto, acostarme a las tantas, los paseos por los alrededores del pueblo, y hasta el día que nos cortamos un mechón de pelo para jurarnos amistad eterna Jajajja .
También solíamos pasar unos días en el pueblo con los abuelos, incluso algunos años me quedaba unos días sola con ellos, cosa que me hacía sentirme súper mayor . Y NO íbamos todos los años a la playa, pero también me encantaba que nos llevaran, aunque fuera pocos días.
A mí el verano me recuerda a mar, el olor de las playas de Huelva, pero sobre todo el pueblo de Matalascañas al que han ido ligado casi todas mis vacaciones de verano. Desde muy pequeña he veraneado en esas costas, empezamos visitando el camping, después un chalet y en mis últimas vacaciones sus hoteles.
Recuerdo con añoranza los días en que mis padres alquilaban la casa allí, siempre la misma. Una casa adosada con piscina comunitaria, salón, una pequeña cocina, dos dormitorios y cuarto de baño. Y la describo porque en ella hemos llegado a dormir más de 12 personas, prácticamente hacinados, pero muy felices. El salón se transformaba en las noches en una acumulación de colchonetas y camas supletorias para intentar dar descanso a la familia, entre carcajadas y risas de primos. Y a la mañana, a la carrera al baño, ¡tonto el último! Así transcurrieron muchos años...
Después crecimos, los días de vacaciones se recortaron y mis padres decidieron empezar a disfrutar del descanso en algún hotel de la zona; pero siempre en Matalascañas.
También allí pase las últimas vacaciones de mi padre, las más dura de mi vida, y las que nunca podré olvidar por todo lo que implicaban. Sabía que era la última vez que mi padre vería el mar, era una despedida...
El pueblo de Matalascañas, en sí no tiene nada de especial, es pequeño... Sin embargo es un pueblo muy familiar, con una buena playa y dónde te sientes como en casa, donde desconectar y disfrutar de la esencia de la vida, como comentaba Nuria, la familia.
Hoy ya, con grandes ausencias, esos momentos se convierten en recuerdos, recuerdos lejanos que espero nunca el tiempo borre de mi memoria. Sin embargo no me quiero quedar con este mal sabor de boca, porque la vida siempre continúa...
Ahora mis veranos se disfrutan de otra manera, con mis dos princesas, y también en familia. Hemos cambiado de escenario en los últimos años, y encantada de disfrutar de otras costas. Este año, por fin podré jugar con mis dos princesas en la arena: hacer castillos, "la croqueta" y excavar piscinas. ¡La playa nos espera! .-)
¿Cuáles son vuestros recuerdos de vacaciones? ¿Nos los cuentas?Imágen vía Pixabay