Es probable que me equivoque, porque equivocarme se me da muy bien, pero estoy casi segura de que sé cuál fue la primera palabra que me hizo interesarme por esa cosa de la etimología.Tendría yo unos catorce años y la palabra en cuestión fue estrambótico. No sé cuáles fueron las circunstancias, pero sí recuerdo que oí a alguien decir que esta palabra derivaba de estrambote y que el estrambote era un tipo de estrofa poética.Como digo, creo que ésta fue la primera vez en que fui consciente de que cada palabra nace en algún momento determinado y tiene un origen determinado.
Muchas veces me he acordado de esto, y hace poco quise asegurarme de que el recuerdo no me engañaba. Tras una sencilla consulta comprobé que recordaba bien y en concreto que el estrambote es una estrofa de carácter humorístico que se añade a un soneto. Y de paso aprendí que estrambote a su vez deriva del francés estribot, y que al español llegó a través del italiano, que había convertido estribot en strambotto.Lady Gaga
No hace falta decir que estrambótico significa, como nos dice el diccionario, «extravagante, irregular y sin orden». Pero ¿por qué lo extravagante se asoció en algún momento con el estrambote? Pues porque el estrambote es en sí mismo una extravagancia: una estrofa que va por su cuenta, a su aire, que no se atiene ni a la métrica ni a la seriedad del soneto que la precede. Por eso me parece que decir que algo o alguien es estrambótico puede resultar, según se entienda, una descalificación o un piropo.
Y aunque suene tan extravagante como el estrambote, lo cierto es que también recuerdo cuál fue la siguiente palabra cuya etimología se me apareció de sopetón y me dejó pasmada de sorpresa.En esta ocasión era la palabra adefesio, que ya sabía yo que se usaba para referirse a algo muy feo o ridículo. Y fue el caso que un día leí en algún sitio que San Pablo había escrito una carta a los habitantes de Éfeso, es decir una epístola ad Ephesios. Al leer esto di un respingo, porque fue como si algo me tocara en el hombro y me dijera: «Fíjate, muchacha, qué cosa tan curiosa.» Pero nuevamente me pregunto, ¿qué tienen que ver los pobres efesios con lo muy feo? Pues parece ser que originalmente se acuñó la expresión hablar ad efesios con el sentido de hablar en balde porque nadie hace caso -como al parecer le ocurrió a san Pablo-, o de decir disparates. Después la expresión se generalizó y se aplicó a cosas y personas que resultaban disparatadas y chocantes.
Ahora va a parecer que estoy diciendo adefesios, pero la verdad es que también recuerdo cuál fue la tercera palabra que me dejó prendada por lo curioso de su origen.En este caso la sorpresa me la dio la palabra rocambolesco, que me ha parecido siempre de una sonoridad y una contundencia estupendas. En su momento supe, por algún afortunado azar, que rocambolesco provenía de Rocambole, que era el nombre de un personaje literario. Pero nunca supe más detalles hasta fechas recientes, cuando aprendí que Rocambole es un personaje creado en el siglo XIX por el autor francés Pierre-Alexis Ponson de Terrail, que tiene un nombre estupendo también, dicho sea de paso. No sé yo por qué el señor Pierre-Alexis le dio este nombre a su personaje, porque el rocambole es, según he aprendido de camino, una planta similar al ajo. Pero lo relevante en nuestro caso es que este Rocambole es un ingenioso aventurero, ladrón de guante blanco, tramposo pero encantador, cuyasaventuras son tan folletinescas, exageradas e inverosímiles, que su nombre acabó utilizándose para referirse a todo lo que resultara desmesurado, enrevesado y poco creíble.
Y así fue, de casualidad en casualidad, cómo encontré una nueva razón que confirmaba una sensación que tuve desde muy pequeña, a saber, que las palabras son una fuente de sorpresas, fascinación y diversión sin fin.Por cierto, qué casualidad es que las tres palabras que recuerdo como origen de mi gusto por la etimología, tengan en común la idea de lo estrafalario, lo extravagante, lo raro…
Para terminar, y por rizar el rizo y buclear el bucle, ¿han pensado ustedes alguna vez de dónde viene la palabra etimología, es decir, cuál es la etimología de etimología?
Éfeso (Turquía). Fachada de la Biblioteca Celsus (siglo IX a.C.)