S.O.S playas marplatenses
En el marco de un proyecto de investigación del CONICET, profesores de la Universidad Nacional de Mar del Plata, junto a profesionales de otras disciplinas desarrollan un relevamiento del estado actual de las playas de la provincia de Buenos Aires con el fin de evaluar el impacto ambiental provocado en los últimos años.
Por María Paz Rodríguez Striebeck
La iniciativa se desprende de la necesidad de reconocer la situación actual de las playas de Mar del Plata, Mar de las Pampas, Monte Hermoso y Pinamar, haciendo hincapié en las transformaciones que han sufrido a partir de la urbanización y la expansión de la actividad turística. Estos espacios reconocidos como centros de veraneo comienzan a verse afectados por el gran crecimiento urbano acompañado de la falta de planificación desde el Gobierno de la Provincia. “La problemática del turismo de playa debe ser estudiada en la búsqueda de mayores grados de gobernabilidad ambiental debido a la falta de conocimiento de la playa como recurso natural, a los usos no sustentables que se le ha dado y a la ausencia de medidas de su protección ambiental”, explica Javier Martín Ordoqui, principal exponente del proyecto, profesor de Geografía de la UNMP y becario del CONICET.
Para dar cuenta de la situación actual de estas ciudades turístico-balnearias, se llevó a cabo un recorrido de los procesos de poblamiento y urbanización. Históricamente lo que hoy reconocemos como la ciudad de Mar del Plata, comenzó siendo un balneario para la aristocracia principalmente porteña que encontraba allí, un lugar de esparcimiento y recreación donde se podía disfrutar de la naturaleza y el mar, alejándose por un tiempo de las grandes urbes. En 1874, año de su fundación, se comenzaron a trazar más de cien manzanas que dieron lugar al nacimiento de un nuevo pueblo. Así, se delineaba uno de los principales centros veraniegos del país.
De esta manera, la ciudad creció de la mano del turismo y la actividad pesquera, siendo reconocida como ciudad balnearia por su alto nivel de promoción turística, comenzó a tener cada vez más intervención económica. Las playas, además de espacios naturales comenzaron a ser centros económicamente rentables, dando lugar a la construcción masiva y a la ocupación gradual del frente costero, desencadenante de intensos procesos erosivos.
Cada vez se pueden ver más construcciones que rodean los espacios marítimos y muchas de las playas que poseían grandes extensiones de arena, quedan reducidas por la cantidad de carpas o comercios que se instalan y restringen el espacio natural. De esta forma, áreas como “Playa Grande” o las comúnmente llamadas “Playas del Sur” dan cuenta de una alta actividad comercial que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo. Estos lugares que se presentaban como un espacio de tranquilidad y contacto con la naturaleza pasaron ser principalmente ejes turísticos a cargo de grandes grupos económicos nacionales e internacionales.
En este sentido, la playa además de conformarse como un espacio público de encuentro y socialización, es un área donde también se puede ver un entramado de juegos de poder donde interviene el Estado, los agentes privados y la comunidad. Cabe destacar que la mayoría de estos espacios se encuentra manejados por grupos económicos entre las que se destacan marcas importantes de bebidas, ropa, telefonía celular, entre otras; que poseen las concesiones de la mayoría de los balnearios.
Desde esta perspectiva, se puede ver como un espacio natural ha sido totalmente transformado por la mano del hombre. Aunque todavía no se obtuvieron datos cuantitativos y/o estadísticos sobre el grado de deterioro, el equipo de trabajo continúa realizando tareas de relevamiento e integrando los resultados de las playas que ya tienen para ponerlos en relación con otras localidades como Pinamar, Mar de las Pampas y Mar de Ajo. “Los conocimientos producidos podrán ayudar a proponer soluciones creativas a este problema mediante propuestas de gestión concertada entre actores privados, públicos y la sociedad en general” explica Ordoqui.
La proyección a futuro es poder realizar una campaña de educación ambiental sobre el cuidado de los espacios públicos como las playas, donde además se propongan actividades y medidas para detener el deterioro. La intención es incidir en la creación de medidas de gobernabilidad ambiental adecuadas que lleven a una mayor conservación de los espacios naturales. Sin embargo, además de nuevas medidas políticas, se necesitan de cambios estructurales, ya que será necesario construir en conjunto una nueva racionalidad social, donde se valore el espacio y la naturaleza con la que convivimos. Se necesitan de cambios culturales, donde todos seamos concientes y comencemos a pensar como actores de nuestro presente, y por ende responsables de nuestro futuro.
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