¿Cómo desenmarañar la multitud de significados, etiquetas, ideas, prejuicios, etc., relacionados con esta palabra? ¿Por qué nos ponemos alerta cuando la escuchamos? Aparece la desconfianza…alguien quiere engañarnos.
Quizás porque de ella se han servido el poder y los poderosos para mantenerse.
Nos la arrancaron de las entrañas, de nuestro ser más profundo y la colocaron lejos, muy lejos fuera de nuestro alcance. Nos hicieron creer que no éramos nada, que todo nuestro valor se encontraba fuera, guardado por algo todopoderoso a quien solo podíamos suplicar perdón por existir, y cuyos designios debíamos acatar sin cuestionamientos.
Este expolio de nuestra identidad ha tenido muchos nombres, se ha vestido de multitud de religiones, y también ha servido para el mantenimiento del poder a lo largo de la historia, tanto por entes religiosos como no religiosos.
Ha sido muy sencillo, nuestro valor quedó fuera, lo creímos y aceptamos, dejamos de pensarlo y cuestionarlo.
Pero lo cierto es que sí tenemos valor, y este reside en cada uno de nosotros, por sí mismo y sin ninguna condición, simplemente porque somos, porque estamos aquí y formamos parte de la vida.
Es hora de reclamar nuestro lugar en este momento de grandes cambios. Es momento de superar los prejuicios y conceptos que encierran y limitan lo que somos, nuestro interior, nuestra esencia/espiritualidad como seres humanos. En definitiva, nuestro poder como generadores del cambio.
Estamos actuando en muchas parcelas para ese cambio: en la económica, en la social, en la política, en el arte, la educación, el pensamiento, etc, etc, y no podemos olvidar que el motor del cambio en cualquiera de esas parcelas somos los seres humanos.
De ahí la importancia del reencuentro con nuestra espiritualidad, tal cual, sin falsas ideas o etiquetas.
Reivindicamos que cualquier cambio que se produce y que se produzca en cualquiera de los diferentes ámbitos de acción, siempre va e irá acompañado del cambio que se produce también en cada uno de nosotros, al asumir nuestro poder y nuestra capacidad.
Lo que somos crea el mundo que tenemos, el cambio que queremos fuera ocurre y ocurrirá gracias a nuestro propio cambio. Asumamos nuestra responsabilidad como seres humanos dotados de la capacidad interior de asumir que somos grandes, parte del todo en el que vivimos, arrebatado desde hace mucho tiempo.
Creíamos que simplemente debíamos seguir viviendo sin más, pero ahora sabemos que podemos crear lo que queremos desde lo que somos.
Sabemos que no somos máquinas, y que además de mente y pensamiento también tenemos sentidos y emociones. Y son reales, con ellas nos relacionamos con todo. Es tiempo de darles el lugar que merecen, de liberarlas del yugo de la represión que tanto nos ha hecho sufrir y perder.
Reclamamos el lugar que merece nuestro interior, nuestra capacidad de relación a través de la espiritualidad que nos une con el resto de seres y de vida. Y con la que participamos desde nuestra individualidad en la construcción común de la vida que queremos.
Reivindicamos relacionarnos con la vida desde nuestra propia y verdadera esencia reencontrada.
María Gómez Sánchez. Participante en la Comisión de Amor y Espiritualidad 15M
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