Hoy nos hemos levantado con ganas de llevar a cabo uno de nuestros locos proyectos. Los que ya nos conozcáis, sabréis de sobra, que en casa no tiramos nada de nada, todo es recuperable o tuneable.
Pues bien, hoy vamos a recuperar unas maletas viejunas que teníamos por ahí y que iban a acabar en la basura en poco tiempo.
Vamos a tunear dos maletas antiguas, cada una de una manera distinta, para que podáis usar la que más os guste o la que más se adapte a vuestras necesidades.
Os voy a presentar la primera maleta, que era la que estaba en peores condiciones:
Como se puede ver en las imágenes, la pobre era carne de contenedor, tenía partes de la estructura de madera partidas, rotos en la zona de cartón y agujeros en el tejido.
Tras muchas vueltas, decidimos darle una oportunidad y ponernos a trabajar duro con ella.
Lo primero que hicimos fue arreglar la estructura de madera. Solamente tenía roto un travesaño, así que lo unimos con cola de carpintero y unas grapas para que hicieran fuerza, y tras 24h de secado, el primer problema quedó zanjado.
El siguiente paso fue pegar los trozos de cartón que se habían roto, ya que, por suerte, no faltaba ningún pezado. Solo tuvimos que unir los trozos nuevamente con cola y listo...
En esta imagen se puede observar como la madera quedó bien fija y el cartón se unió sin problemas a la estructura.
Tras arreglar bien toda la estructura de la maleta, nos surgió el dilema de recuperar el tejido o volver a forrar la maleta con un tejido nuevo. La verdad es que nuestra primera intención fue recuperar el original, pero estaba tan dañado y faltaban tantos trozos, que nos fue imposible arreglarlo. Por ello, tuvimos que quedarnos con la segunda opción, forrar nuevamente la maleta.
Para forrar la maleta, necesitamos cola blanca rebajada con agua. Con este engrudo vamos pringando toda la superficie de la maleta y pegando la tela a la misma.
La tela la pegamos en cuatro trozos, uno para la tapa, otro para la base de la maleta y dos más para los laterales. Los laterales de la maleta son los últimos en colocarse, y para que todo quede bien rematado, cosimos el filo de la tela haciendo un dobladillo, tal y como venía en la tela original.
Los remates metálicos, los limpiamos bien y los pintamos de color marrón oscuro con pintura acrílica mate. Y las zonas de cuero las recuperamos con betún de zapatos del mismo color marrón. Y este fue el resultado:
Los herrajes de cierre, como veis, aunque estaban estropeados, nos limitamos a limpiarlos y no los cambiamos, ya que queríamos dejarle ese toque antiguo que le dan.
Por último, para dar un mejor acabado, forramos el interior con papel en un tono verde que nos encantó...
Y esto es todo, ahora vamos con el tuneo de la segunda maleta.
La técnica que usamos con la segunda maleta es totalmente distinta a esta, ya que estaba en mucho mejor estado, solo tenía suciedad. El problema, es que esta maleta no era tan bonita como la anterior, y el color que tenía no nos iba nada con la decoración, así que decidimos pintarla.
Aquí la veis ya en proceso, comenzando a darle la imprimación para que agarrase mejor la pintura definitiva.
Tras la imprimación y dos manos de pintura, así fue como quedó la susodicha:
Como se ve en la imagen, la pintamos de color amarillo albero, y los herrajes de color marrón oscuro, la verdad es que quedamos muy contentos con el resultado. La maleta, al ser de tela, ha absorbido muy bien la pintura, y no se nota nada en el tacto, parece que hubiera sido siempre de ese mismo color ^_^.
Y nada más por hoy, este es el resultado del tuneado de nuestras maletas. Nos encantaría ver si vosotros también habéis recuperado alguna y como las usáis para decorar.
Esperamos que os haya gustado el post de hoy y nos vemos pronto en Factorela.