El buque hidrográfico español Malaspina y los pescadores del sur vuelven a ser acosados por las patrulleras británicas en aguas españolas que los piratas ingleses quieren convertir en propias, violando de nuevo el Tratado de Utrech. España debe aprovechar el momento propicio del Brexit para recuperar Gibraltar, un anhelo nacional que nuestros gobiernos jamás han sabido cumplir. España ha hecho el ridículo en Gibraltar porque después de tres siglos de dominación británica, la colonia ha aumentado su territorio, robando territorio español, ha ganado nuevos derechos y facilidades no contemplados en el Tratado de Utrech (1703), ha convertido la frontera en una mentira escandalosamente permeable y ha conseguido privilegios, ventajas y formas de vida impensables para una colonia, todo por culpa de la torpeza, debilidad y cobardía de la clase política española. ---
Los políticos españoles han demostrado, también en Gibraltar, que todo lo que tocan lo destruyen o empeoran. Gibraltar nació con el Tratado de Utrech como una colonia aislada, acosada y casi inviable, pero hoy, por culpa de la cobardía y la torpeza de los dirigentes españoles, es un paraiso de prosperidad, llena de privilegios y ventajas y con mucho más territorio del que le concedían los tratados.
Saqueadores históricos y piratas sin honor, los británicos han encontrado en nuestros gobiernos a los cómplices cobardes que necesitaban para seguir pirateando y saqueando. La presencia británica en Gibraltar es una afrenta humillante que los españoles estamos soportando sin rebeldía ni indignación, con un "agrado" complaciente, cobarde e indigno, como cuando la mujer violada colabora con sus violadores. Hay cientos de miles de británicos residiendo aquí en España, disfrutando del clima, recibiendo servicios sanitarios gratuitos y tratados como si fuesen amigos, sin que la afrenta de Gibraltar les afecte.
La próxima salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit) nos va a proporcionar una gran oportunidad para recuperar dignidad y soberanía. Fuera de Europa, la colonia se convierte en un drama y España recupera su derecho a liquidar el paraíso fiscal gibraltareño, que nos cuesta muchos millones de euros cada año, y a convertir la frontera en un suplicio.
Los ingleses, acostumbrados a dialogar con los cobardes españoles afincados en el Estado, más cuidadosos de sus privilegios que de la decencia, la dignidad y la soberanía, quieren alcanzar con la débil y cobarde clase política española acuerdos bilaterales que beneficien a los llanitos, minimicen el impacto en la economía de la colonia y les permitan disfrutar de fronteras abiertas. Si nos atenemos a la Historia, es seguro que nuestros cobardes tragan.
Muchos españoles no entendemos que no sólo no patrullemos las aguas circundantes de Gibraltar sino que encima no lo hacemos ni con las de la Línea, como si la Línea también perteneciera a la colonia. Todo lo que rodea al "asunto Gibraltar" es un desastre y la Armada española parece seguir sufriendo el vergonzoso efecto de Trafalgar, sin intención aparente de hacer respetar la soberanía, con la clase política combatiendo sólo con declaraciones que se lleva el viento.
España lo tiene muy fácil porque sólo exigiendo el cumplimiento de Utrech, la colonia caería. Como prostitutas complacientes, en lugar de respetar y hacer respetar aquellos tratados humillantes, les hemos regalado territorios, derechos, facilidades y viabilidad económica. Es el colmo de la imbecilidad ¿O quizas de la traición?
Cualquier tribunal internacional, en caso de conflicto, tendría que dar la razón a España, pues no existe otro tratado que el de Utrech y ese acuerdo describía otra colonia muy distinta de la actual, que ha conseguido dotarse de un aeropuerto propio, que gana constantemente territorio al mar, a costa de aguas españolas, que ya defiende y patrulla aguas territoriales propias, cuando el tratado no se las reconocía y que disfruta de todos los servicios que España puede darle a través de la frontera, desde cables a redes y comunicaciones, olvidándonos de la dignidad y de nuestro deber sagrado de tratar aquel espacio como lo que es, una colonia hostil en nuestra tierra, una herencia humillante del pasado, un oprobio constante, una humillación permanente.
Sospecho que en el fondo, la debilidad española es porque los políticos saben que Gibraltar puede desembocar en una guerra y que los piratas británicos tienen ganas de ampliar la colonia hasta Sevilla.
Los cobardes que malgobiernan España, además de dejar de ser corruptos y de recuperar la confianza de una ciudadanía que les rechaza y desprecia, tienen el deber primordial de gobernar con sabiduría y acierto y eso incluye una defensa de los derechos españoles sobre Gibraltar. Hay que reafirmar nuestra soberanía y ser conscientes de que nadie va a venir desde fuera para mediar y ayudarnos, ni los Estados Unidos, ni el papa, ni la Unión Europea, entre otras cosas porque los ingleses, a pesar de ser piratas, tienen mas peso, sabiduría, influencia, acierto y decencia en el concierto mundial que nuestros pobres, cobardes y pintorescos gobernantes.
Francisco Rubiales