Hoy me gustaría hablar sobre el sentido-propósito en nuestras vidas. Una correlación vital para poder desarrollar todo nuestro potencial y capacidad disponibles. Los propósitos suponen los cimientos de una vida con significado y nos aportan un valor añadido a lo que somos. Es descubrir en lo más íntimo de nosotros a qué estamos destinados y cual es el ámbito en el que hallaríamos un nivel de dicha inigualable. Todos, absolutamente todos tenemos un propósito en esta vida, la cuestión es darse cuenta de cuál es y actuar en consecuencia. No hemos venido a este mundo para pulular sin un rumbo fijo y vivir en función de las circunstancias y la realidad existentes; estamos aquí para realizarnos y ser felices, éste es el cometido real.
El problema se plantea en como descubrir ese propósito. Como hallar de manera certera y precisa el sentido particular de mi propia existencia. Por supuesto que no es un tema de fácil resolución, las infinitas opciones que se nos presentan nos aturden, y nos planteamos si estamos haciendo lo que debemos hacer. Existen tres aspectos muy relevantes que nos pueden facilitar este camino y ayudar a encontrar el sentido que estamos buscando para conducir correctamente nuestra vida.
1. Sentir que tienes un propósito.
En respuesta a la pregunta “¿Que podría hacer con mi vida?”, te sugiero una posibilidad, puesto que llegaste a esta vida sin nada y te marcharás sin nada: darla. Sentirás que tienes un propósito cuando des tu vida al servicio de los demás. Cuando das a los demás, independientemente de la forma y la manera particular en que lo hagas, tienes un propósito firme. Decidas lo que decidas, te sientes motivado por el servicio a los demás y al mismo tiempo te desinteresas de los posibles resultados, sentirás que tienes un propósito, independientemente de la abundancia que recibas a cambio. El propósito te llenará realmente cuando tengas un afán de contribución y servicio.
2. Tu propósito se desvelará.
Tu pensamiento constituye una de las mayores trabas para visualizar tu propósito. Nos convertimos en lo que pensamos. Si piensas que no tienes conexión con tu propósito y que vas dando bandazos por la vida, eso es precisamente lo que atraerás, incertidumbre y desapego. Sin embargo, cuando estás lo suficientemente despierto como para cuestionarte tu propósito y preguntarte como conectar a él, el propósito surge y se te desvela. Lo que te empuja a hacerlo es la fuerza de la intención, la esencia de lo que eres. La fuente del pensamiento es un depósito infinito de energía e inteligencia. En cierto sentido, los pensamientos sobre tu propósito son en realidad tu propósito intentando volver a conectarse contigo. El propósito y tu ser estar íntimamente ligados.
3. El silencioso conocimiento interior.
Todos sabemos vagamente en el fondo de nuestra mente lo que deberíamos hacer, es algo connatural en el ser humano. Pero muchas veces no nos decidimos a empezar, posponemos nuestro propósito, alegando múltiples razones. Nos establecemos en la comodidad de lo conocido y nos alejamos de las posibilidades que nos brinda una nueva perspectiva, por una sencilla razón, el miedo. En todos nosotros existe una llamada al propósito. No siempre es algo racional, ni claramente definido, pero el saber esta ahí. Hay algo silencioso en nuestro interior que dispone que nos expresemos. Seamos sabios y démosle cabida.
Que tengáis un espléndido día y perseguid vuestro sueño a como de lugar.
“Quienes no han logrado acercarse a la verdad han errado el propósito de vivir”