Rediseñando tu Interior – Desaprendiendo lo Aprendido

Yo soy una persona consumista. Matizo: soy una persona menos consumista que antes. No es algo que ocurra de un día para otro, sino una tendencia que vas rectificando conforme encuentras las causas, los porqués y tus propias claves. Pertenezco a una generación que ya no careció de nada, al contrario, se disfrutaba de cierta abundancia en casi todas las casas, y nuestros padres nos colmaron de todo lo que ellos no tuvieron en su infancia. Tener cosas siempre ha sido el reflejo de solvencia y riqueza material.

Autor: Cesar Poyatos en Flickr

La educación que se ha impartido en los colegios también iba tradicionalmente encaminada a establecer objetivos vitales, sobre todo laborales: formar un ciudadano valioso, comprometido, que cumpliese con lo que la sociedad esperaba de él.  Las aptitudes de otro tipo, artísticas, creativas, no entraban en la categoría de serias, porque la gente normal y sensata no se ganaba así la vida. Ganarse la vida, otro concepto acuñado de esos que se cuestionan poco.

Resumiendo: los carriles establecidos, todos ellos, conducían a ser la persona útil y correcta que estudiaba, conseguía un trabajo, conquistaba a otra persona parecida, se casaban entre ellos y con el banco mediante una hipoteca que había que pagar los siguientes 25 años. No terminaba aquí: hacía falta un mobiliario acorde, vehículos nuevos, vacaciones en sitios conocidos, un vestuario a la moda y de cierto nivel; con el tiempo, en el límite de la edad fértil, unos niños en colegios adecuados, para continuar el árbol con nuevas ramas, igual de cargadas. Cargadas de futilidades. No conseguir al menos una parte de esto, o perderlo, equivalía a problemas: personales, familiares, sociales…

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Desandando el camino, desaprendiendo lo aprendido, cuestionando lo incuestionable, todo puede volver a nuestras manos, a nuestras verdaderas identidades, y conseguir abrir caminos elegidos, personales, plenos de sentido.

Este es el mundo que estamos intentando construir desde hace algunos años, desde que semejante estructura económica y social, levantada sobre la obsolescencia de lo fabricado y la fabricación de consumidores en serie, se tambalea por la base, por lo obvio, por lo meramente natural: somos Personas, somos Conscientes, queremos simplemente Vivir.

La vida no se gana, SE VIVE. Nos encantan los objetos, los aparatos, las cosas que producimos, pero no nos representan, ni cimientan nuestra felicidad.

Buscar la felicidad es una manera de formular el deseo de ser uno mismo que arde en todos y cada uno de nosotros, con más o menos intensidad, en uno u otro momento de nuestra vida.

Ser uno mismo es un derecho inalienable, el fin último de la existencia, la razón de cada experiencia y de cada traspiés que damos. Conocernos, aceptarnos, permitirnos SER. Así también comprenderemos a los otros.

Todo lo demás es accesorio, es escenografía, atrezzo y texto aprendido. Es una mera representación de lo que se nos ha enseñado. El verdadero YO es el espectador en primera fila, sonriendo, dejando que su personaje resuelva y por fin, se decida a improvisar.

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“No se trata de ganar dinero para hacer lo que quieras; haz lo que quieras y el dinero llegará… O no: entonces te dará igual”. Jimmy Wales

“Encuentra un trabajo que te guste y no volverás a trabajar ni un sólo día de tu vida”. Confucio

“La mayoría gastamos nuestra vida como si tuviéramos otra en el banco”. Ben Irwin

“La jubilación es para la gente que se ha pasado toda una vida odiando lo que hacía”. Woody Allen

“En la vida triunfa el que aprendió a fracasar” A. Jodorowsky

“El dinero es como el estiércol; si no se reparte, no vale nada”. Francis Bacon

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